14 jul 2013

Ha llegado la hora.

Ante la información que publica mañana día 14 de Julio el diario El Mundo, que supone la constatación de que todo el sistema está corrompido hasta el tuétano, que supone la confirmación de una sospecha generalizada por la mayoría de la sociedad, esto es, en este país el régimen político surgido de la llamada Transición NO es una democracia, sino que es un régimen de partidos estatales o partidocracia que se sustenta en la mentira y la corrupción, al pueblo español no le queda otro camino que la desobediencia civil ante un régimen de ladrones que no lo representa en modo alguno.

El sistema ha devorado ya los últimos recursos que le expoliaba a la sociedad civil y ahora se está devorando a sí mismo, habiendo entrado en una espiral autodestructiva en la que los escándalos irán apareciendo ante la opinión pública con mayor frecuencia. Es el trance agónico de los caimanes en la charca española, sin agua ni libertad política, empozoñada por el quehacer corrupto de los partidos estatales, sindicatos y Casa Real.

Los pueblos tienen que aprovechar las oportunidades para alcanzar su libertad porque son momentos que se pueden presentar una vez cada varias generaciones, tras décadas o incluso siglos de confusión. En contra de lo que una mayoría pueda pensar NUNCA ha habido democracia ni libertad política en España, en un escenario donde los partidos políticos, integrados y subvencionados por el Estado, alejados completamente de la sociedad, lo han dominado todo durante estos 35 años desde la muerte del dictador.

Este régimen es heredero directo de aquel, ya que no hubo ruptura sin reforma, no hubo un verdadero periodo de libertad constituyente donde la sociedad civil participara de manera activa en la redacción de la Constitución ni fue consultada sobre la forma de estado que querían. Una Transición, coronada por un Rey y secundada por unos partidos políticos que fue dirigida por potencias extranjeras (básicamente Estados Unidos), para construir un país manejable, alineado con sus intereses y a las que lo menos que les importaba era la calidad democrática del régimen instaurado de partidos.

Pero a los españoles si nos interesa nuestra libertad política, esto es, que el espacio político esté regido por una democracia basada en los pilares básicos de la real separación de poderes y la existencia de una auténtica representatividad de los cargos electos. Aunque hay jueces independientes no es la norma general y lo que hay son aclamados como héroes nacionales cuando todos ellos deberían ser así: implacables con la corrupció y el delito. Es un escándalo que el Consejo General del Poder Judicial sea elegido por el poder legislativo. Y aunque elegimos a nuestros representantes en unas elecciones cada cuatro años, señalamos una lista impuesta por el partido en la que no conocemos a nadie, salvo quizás a l@s cabezas de lista y a los que después no une ningún vínculo con el circunscripción por la que son elegidos, no teniendo ese distrito la capacidad de pedir responsabilidades a ese representante, o incluso destituirlo, si no defiende sus intereses.

Esto es así porque el actual régimen prima el interés de los partidos políticos - verdaderos agentes y sujetos de soberanía nacional - sobre la sociedad civil - de la que teóricamente emana dicha soberanía nacional. En otras palabras, el pueblo español, en el seno de este régimen absolutamente corrompido, forma parte del sistema celular de los partidos políticos, que son las únicas entidades vivas que transitan en esta democracía. La única mínima de vida, el actor, la pieza fundamental de régimen son los partidos y no cada ciudadano individualmente. Ha llegado la hora de pedir e impulsar un cambio político en este país.

Ha llegado la hora de la libertad política, la hora de la sociedad civil española, la hora de la dignidad del gran pueblo español. Sólo se puede estar de acuerdo con Rajoy en una de sus afirmaciones de la última campaña electoral del régimen: "España es un gran país". Pues bien, cogiendo sus palabras y dirigiéndolas a cada español y española, de cada ciudad, de cada pueblo, de cada valle, a cada ciudadano de buena fe, hay que decir que España es un gran país formado por grandes españoles que van a conquistar, por primera vez en toda su historia, su libertad política.

El día 14 de Septiembre pidamos en Madrid, con un grito unánime y telúrico, ensordecedor, cargado de dignidad y valentía, nuestra libertad política. Pidamos una nueva Constitución, pidamos un referéndum para elegir República o Monarquía, rechacemos de plano la corrupción sobre la que se asienta el régimen, pídamos la Verdad, pidamos la Libertad!.

14S - Manifestación contra la corrupción y por la apertura de un periodo de libertad constituyente