28 ago 2007

Iluminación república


Razonando sobre el último artículo de D.Antonio, podría afirmarse que la espontaneidad es la manifestación en el comportamiento humano de la igualdad verdad-libertad. Podría afirmarse que una prueba de que existe verdad política y por tanto libertad colectiva es que los individuos posean espontaneidad.

Un comportamiento espontáneo basado en una ética y una estética que descansan en la unidad de la verdad-libertad. La espontaneidad entendida como libre albedrío que orbita alrededor del deseo natural en el hombre de ser libre, de ser verdadero.

Sólo lo basado en la Verdad y en la Libertad puede ser espontáneo, sólo lo espontáneo posee esa unidad interna, esa lealtad, esa coherencia interior. Lo espontáneo necesita del sustrato fijo de la verdad-libertad, y la belleza de lo humano es la contemplación de todo el conjunto anterior.

Quizás se podría ver la violencia, en su sentido más amplio, como todo lo no-espontáneo, como todo comportamiento humano o institucional no basado en la verdad-libertad.

Por otra parte, la violencia, usada para crear estructuras unitarias, supone un enorme gasto de energía y la formación de rupturas internas en el sistema.

La unidad más estable, asentada en a la altura adecuada en lo social, podría estar en la promoción de la espontaneidad basada en la unidad verdad-libertad. Por tanto, una manera alternativa, un camino iniciático “popular” de alcanzar “la iluminación república” podría ser incentivar la espontaneidad, siempre partiendo de unas condiciones iniciales que hagan que la conciencia personal convergan al sancta santorum de la Verdad-Libertad.

3 ago 2007

Universo arborescente


Aparte de los casos apuntados por D.Antonio, creo funesta la unidad de acción que vaya en contra de las unidades básicas de una auténtica democracia.
Pienso entonces que gran parte de la problemática en el tema de la unidad se concentran en el nivel en donde la apliquemos, en el corte transversal, a que altura del esquema organizativo de la democracia, apliquemos el concepto unidad.
Creo que en un proceso constituyente debe de haber unidad de acción en el reconocimiento de las unidades básicas, las mónadas, y su inserción en la estructura total. Se trata de dos acepciones de unidad diferentes, por un lado, unidad como cerrazón de una realidad, como la existente actualmente emanana del consenso de los políticos, y unidad como fundamento de una democracia, de tamaño y aprensible por la capacidad humana, que sustenta un sistema complejo y abierto como es toda una nación.
La unidad que pretende transformar un sistema complejo en un sistema simple, sólo crea perturbaciones estructurales en su seno, perturbaciones y extrañezas en la sociedad civil que los medios de comunicación emanados de esa unidad, y defensoras de la misma, intentan contrarrestar. Pero los medios han cambiado, sobre todo en su organización, ya que ahora no sólo hay medios de difusión broadcast, de un punto central a la totalidad, sino que ahora cualquier punto es capaz de alcanzar a la totalidad (internet), por lo que ahora esa función reguladora y defensora de una organización política que se cierra unitaria a una altura no-humana, no se está realizando con toda la eficacia de antaño.
Aunque comprendo que la ley de asociación defiende y cobija la formación de los partidos políticos, personalmente, no me siento atraido por el concepto en sí. Creo que son traficantes de unidades, alquimistas que transforman las unidades básicas y la realidad de tamaño y medida del hombre, en una realidad superpuesta donde las unidades biológicas fundamentales son los mismos partidos, que incluso siguen las leyes de la evolución. Nosotros, pienso, no somos mas que su alimento.
Habría que convencer a estos seres pluricelulares para que den su visto bueno a un referendum que posiblemente los transformaría también a ellos, quizás haciéndoles ver que también saldrían favorecidos, que los hombres de talento permanecerían….Se podría apelar a su vanidad y esperarlos en las Termópilas, donde los hombres pasan de uno en uno.