8 mar 2010
Hércules vs Poseidón.
En Chiclana de la Frontera se vivieron en el día de ayer momentos difíciles. La pequeña cuenca del Río Iro, de sólo quince kilómetros de longitud y apenas treinta metros de desnivel, amplificó una tromba de agua quizás orquestada por Poseidón, gran joputa y sin duda monárquico -, quizás domada por el Hércules submarino de la Piedra Santa, dios pagano de Chiclana, amorío de Santa Ana, con nidito de amor en Sancti Petri, destino de la crecida por obra y gracia del caño del mismo nombre.
No sería la primera vez que el dios gaditano tiene que dejar de sujetar las columnas del andaluz escudo - que es su trabajo fijo en la Diputación - y tiene que atender alguna urgencia meridional.
Aunque llegó a lomos de potencias extranjeras, fenicios y griegos, que comerciaban con el rico Tartessos desde las bases de Cádiz y Medina Sidón-ía, a los que prestó inicialmente sus servicios - como cuando le robó el ganado y la merienda al horchatado Gerión -, se hizo pronto gaditano, agitado por el levante, marinado en fina arena, macerado en aceite de oliva, nutrido de tortillita de camarón.
Así pues, cuando el griego Poseidón quiso sodomizar con la pleamar al Iro, que venía henchido de agua dulce, "Ira el tío" se oyó en La Barrosa y Hércules, recordando aquella vez que desvió un río para limpiar los establos de Augías, tócole las gónadas al jerifante marino mientras dirigía las aguas a los dominios del Seol.
El joputa salado, con lagrimones en los ojos, aulló de dolor, y de sus fauces salieron olas preñadas de lisas mojoneras, para regocijo y gustirrirín del windguru's user.
Vióle yo al semidios regresar al sacred peñasco, violé yo su confianza al preguntarle si me podía confiar la ubicación de la tartesia capital, o al menos del carambólico oro, pero no hubo manera. Iba borracho comiendo viñas, folgando ninfas y desmostachando franceses.
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