España, primer campo de batalla de la confrontación mundial de las dos repugnantes ideologías del siglo XX, el nazismo y el comunismo, escenario de una guerra civil que ahogó la libertad política, nunca fue liberada.
Sigue presa de los fascismos de ambos bandos, sigue llagada en su esencia por el monstruo colectivista que sacrifica al individuo en pos de una masa para reducir su número e inteligencia y equipararla a una élite decadente de políticos demagogos, reyes elefantinos y eunucos banqueros adictos a la morfina y absenta de un BCE que les regala papel pintado para mantener toda esta tramoya.
Me causa malestar físico, dolor psicológico, noche obscura del alma, baile de san vito, sufro de espasmos y me invaden los más profundos vértigos cuando oigo hablar a Soraya Rodriguez, Dolores de Cospedal, Javier Arenas o Cayo Lara. Tanto monta, monta tanto. Si es que da igual. Ninguno de estos tipejos tiene ni la preparación ni los arrestos suficientes para gobernar la cosa pública de este país. Son un atajo de incompetentes que arropan con su incompetencia y su ceguera constitussssional al rey-elefante, el summum de lo grotesco, la quinta esencia de esta España demagoga, cobarde y absolutamente pasiva.
Causa bochorno ver en los debates a los cortesanos defender a esta monarquía absolutamente corrupta, a esta democracia absolutamente falsa, a este pingajo que dice ser España. Pero no es España, sino un atajo de bribones que aprovecharon el miedo endémico que la guerra civil y la confrontación de los dos fascismos del siglo pasado causó en la población española, junto con el abandono interesado de los "aliados" (a los que nunca interesó una España fuerte), para meterse, incrustarse, en una palabra, cargarse la divinidad civil que debería ser el Estado.
El Estado (no sé cuántas veces lo he dicho), debería ser el esqueleto fuerte y pequeño de una sociedad civil y pujante, no el caparazón débil, pero castrador, de las energías de dicha sociedad. En el Estado deberían estar los mejores. Los mejores. Los más listos. Los más preparados. Y no se debería permitir la entrada en el mismo de esa caterva de labrones, arrebatacapas y salteadores de caminos que preñan todos los partidos políticos.
¿Pero han visto hablar a Javier Arenas? ¿Cómo pretende ser el Presidente de Andalucía un hombre con esa capacidad expresiva?. Bueno, si lo sé. Mancillada ya la presidencia con Cháves y Griñán, el nivel acostumbrado no se vería muy afectado.
Hablando de Arenas, España siempre ha sido un cortijo andaluz. Nunca ha sido otra cosa.
Nuestros héroes no son grandes investigadores, ni grandes pensadores, ni grandes escritores. Son héroes del panem et circense o héroes que se rebelan, sólos y kamikazes, contra el señorito filoestatal,filofascista,filobancario. Seguimos todos a las afueras de Burgos, despidiendo al Cid y diciendo: ¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor!.
Oposiciones - durísimas - para ser político (igual que en la carrera diplomática). Oposiciones como en la antigua China. Queremos a los mejores, a las mejores (las mujeres ejecutivas españolas van a dar mucho que hablar) dentro del Estado. Que aprueben una oposición y después, si quieren, que se presenten a unas elecciones bajo el ala de un partido político (o no).
La democracia y el Estado de Derecho es MUCHO MÁS que votar cada cuatro año, es también la seguridad de que cada cual ocupa un cargo público según la Justicia de los hombres. La otra Justicia siempre se cumple: TODO ES CÓMO TIENE QUE SER. Lo que pasa es que en ese TIENE presente nosotros tenemos todo el poder.
Somos dueños y señores de nuestro presente y de nuestro destino.
Carácter es destino, afirmó Sánchez Ferlosio. Pero se puede domeñar el carácter, moldearlo, liberarlo de ataduras y de antiguas tumbas y memorias históricas. Honrar a los muertos, sí, sacarlos de cunetas y de suaves lomas paracuellenses. Pero después de honrarnos saber romper el sepulcro blanqueado que es este régimen, esta costra que nos ha separado del mundo y de nuestro auténtico potencial.
El miedo a esa memoria histórica nos ha impedido volar. Siempre, en el inconsciente colectivo, la hemos tenido presente. Libéremos de los sudarios y hagamos rodar la gran piedra: salgamos al encuentro de nuestro destino.
Cuando seamos señores de nuestro destino, sin miedo a la libertad, brotará un fénix deslumbrante, una criatura maravillosa rompiendo la crisálida, un milagro emergiendo de la angosta Caverna. Sólo hemos tenido miedo y vértigo ante el peligro de la libertad. España, quiero decir, los españoles, asombrarán al mundo. Al tiempo.
Viva la República Constitucional! Viva España viva!
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