En España no hay democracia
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El infumable Estatuto que nos quieren colar de rondón acompañado de toda la farándula publicitaria y mercenario-cultural, no es más el catálogo de horrores y bases para la consolidación de una oligarquía política en Andalucía, bastante consolidada ya, presentando incluso tonos y olores de gangrena.
Despide el legajo un tufillo de consenso elevado, de alegría oligarca ante el gran pastel. Sólo el consenso, el acuerdo de la camarilla política en las altas esferas de la baja moralidad puede engendran delirios de la razón como la de “realidad nacional”.
Ésta es sólo una cuestión bizantina que se la trae al pairo a la sociedad civil, no así a un sector de la costra oligárquica que quiere abrir más el esfínter oligarca para poder legitimar nuevas siglas y discursos basados en artificiosos conceptos.
¿Es que acaso está pidiendo la sociedad civil que Andalucía sea una realidad nacional?. Que se le pregunte en referéndum sobre esta importante cuestión entonces, pero que no se meta en un Estatuto como prebenda política a algún grupo político para asegurar la estabilidad de la oligarquía.
Estudiado está que los oligarcas necesitan un referente elevado, un ser supremo, una entidad metafísica para mantener a raya las ambiciones de poder de cada facción y que podrían dar al traste con el singular trapicheo. En Andalucía, como no hay rey, aunque algunos ya tienen pensando en inventarse uno, se sacan de la manga la “realidad nacional” para mantener la mirada del político común más o menos fija en la auténtica realidad, que es la realidad oligarca, donde campan la corrupción, la demagogia y el consenso entre ladrones ante la ignorancia del pueblo.
Lo que este Estatuto quiere consolidar son unas cuantas décadas más de corruptelas, prebendas y amiguismos, de bonanza económica basada en la sincronía entre la clase política y sus compadres de la gran empresa y la gran banca que financia, junto con el doliente pueblo, sus costosas campañas publicitarias para mantener a la sociedad en la inopia y en la más absoluta confusión. Para que no vean que esto no es una democracia, que esto no es más que una reunión chabacana de mediocres hombres grises - ¿dónde estará el prófugo Álvarez de Marbella, de torva mirada, de oligarco semblante? – reunidos para reir a mandíbula batiente en su exclusivo club donde hasta los jueces los tratan de señoritos.
Cincuenta y nueve artículos copiados directamente del Estatuto catalán, otra carta fundacional de otro selecto club de los oligarcas del norte. Ya en Cataluña se vieron episodios dantescos, hechos que comparados con el rural anuncio de la verdulera hacen palidecer al más pintado. Esa pelea absurda para el ciudadano entre CiU y ERC por ser el padre de la criatura, esa traición de CiU en el último momento echándose en brazos de la oligarquía madrileña.
Aquí no nos quedamos atrás: el ciudadano asiste con perplejidad a las separaciones, divorcios y amoríos entre los oligarcas andaluces, verdaderos montajes para aparentar una hipotética democracia y que tan bien preparan en los estudios de edición de Canal Sur.
Después de la corrupción brutal ocurrida en Marbella, donde la oligarquía se ha estado burlando del voto inconsciente del ciudadano, codeándose incluso con el hampa internacional, yo ya no sé si emigrar a otra realidad nacional o montar yo mismo una. Huiré junto con el Sr. Álvarez, el prófugo de la amordazada justicia – hay excepciones – y de mirada torva y montaremos un imaginario reino en cualquier pueblo de Andalucía.
No vayas a votar, abstente de ir. No, es decir que queremos otro diferente, voto en blanco es que no queremos un Estatuto, abstención es que queremos otro sistema. Que queremos democracia.Rechazo total a este sistema que se burla sistemáticamente de todos nosotros, que somos Andalucía.
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