31 dic 2012

2012: El año del fin del mundo.


El mundo tal y como lo conocíamos muere con el 2012, tal como lo vaticinaran los sangrientos mayas, que eran tontos hasta las tres y después todo el día. La corrección política bla bla bla pero se desvanecieron de la historia por guerras internas y por una sequía pertinaz, a la que no sobrevivieron porque no tenían el más mínimo control del ciclo del agua.

Escrutaron en los astros la decadencia occidental, galopada a lomos de ganapanes y galopines incrustados en el sistema político, pero no pudieron controlar el aguita, más allá de "cuando llovía" y algún que otro aljibe. Que os folle un pez, mayas de los cojones!.

A lo que íbamos, si se observa bien la tendencia económica del sistema-mundo (delay: 3s para pensar, como ING, oh, qué generosidad y benevolencia), se está produciendo en éste una convergencia singular. El pensamiento ordoliberal de los actuales dirigentes alemanes, con Angelita a la cabesa, se parece en sus fundamentos a la praxis económica del PCCh. Ese eje renano-mandarín en lo teórico, está enfrentado con el capitalismo americano más desencadenado, próximo al anarcocapitalismo explícito o implícito, llenando Congreso y Senados de cabezas parlantes o pollos sin cabeza.

El estado está amenazado en todo el mundo por las fuerzas de la corrupción, esto es, la conjura de los necios global, el pelotón de los torpes mundiá, la tropelía trapense y tropil de los cretinos, que pretenden incrustarse en el Estado para escacharrar el motor de la machine. El Estado es necesario y debe ser el sancta sanctorum del sistema, pero cuando se ha corrompido, que ocurre con facilidad, debido al tropel de incompetentes y petardas de pelpudo que pretenden tumbarse y tirarse a la Bartola (una auténtica zorra), hay que fugimar sótanos y cuarteles de la estatal cosa.

Un estado fuerte para poder hacerse débil. Un actuar sin acción. Un  liderazgo último, dejando a las fuerzas del mercado el dinamismo, dentro del marco, legal y leve, marcado por el Estado.

Estamos en plena pugna de estos dos capitalismos: el americano y el chino-alemán, y no están ganando los americanos precisamente. España y su casta pastoril no se entera de la misa la mitad, aturdidos aún algunos con la caída del muro de Berlín. España está a por uvas, como en esta noche hortera de mercaderes y de tangas rojos. España está por los cerros de Úbeda, dirigida por unos políticos capaces de destripar unidades territoriales con tal de exprimir de manera estructural a las masas de nuevas formas innovadoras y creativas (innovaciò).

Este año 2012 en el que la burra se ha quedado en los huesos, los españoles deberían grabar a fuego en sus cerebros la osamenta de la furcia de la corrupciò que nos ha asolado y engañado tanto tiempo. Somos colonia de Catalunya y de su clase dirigente, dueña y señora de las autopistas de los tráficos de influencia y de la corrutio (José Blanco dixit) a nivel estatal (Estado opresorrrrr español).  El actual estado español se desmorona, se descoyunta, se cae de viejo y de sequedad vaginal, porque las actuales circunstancias mundiales impiden seguir engañando a Europa y a los españoles de a pie. El capitalismo de estado español, toda la economía al servicio de una casta mafiosa y amigos, un reducto de imbecilidad e ineficiencia encima de la África de Mohamed VI y de Gadafi (lean vuesas mercedes cómo gobernaba Libia con la punta de la polla, literalmente) que la historia y las parturientas chinas barrerá.

Mueran pues los capitalismos ineficientes, una vez derrotado el comunismo criminá. Mueran los regímenes mafiosos usurpadores de palabras.Vivan pues el capitalismo del Rhin y el chino mandarín!. Atisbo ya las estribaciones de una época dorada de progreso y bienestar una vez pasados estos momentos de agonía americana y de regímenes mafiosos satélites, dirigidos por castas mafiosas-criminales, como la de Gadafi o Juan Carlos One.

27 dic 2012

Cuento de Navidad

Caía la noxe del 22 del presente en Alcalá de Henares y los petardos y vahos alcohólicos se mezclaban con la bruma plomiza que envolvía a la aldea cervantina. Los borrachos y agraciados querían conjurar a la Luna, como desde siempre, para intentar detener el día y que la cornucopia se quedara, oh Diosa de la Fortuna, eternamente en tierras alcalaínas, putas y finas.

Gritos telúricos se elevaban ritmicamente desde El Chorrillo y aledaños y nos recordaban a todos los paganos que estábamos, aún, en el seno de la santa misa akelarre. !Con qué ruido y furia se acometieron los fornicios esa noche! !Gargantas secas y piernas temblorosas!, !Dios Pan, bendito tú seas que vienes quemando la brisa y disolviéndolo todo!.

El cisne negro. Gritos y gritos. Gritos puramente animales. Hombres y mujeres. Qué coyuntas!, qué fornicios!.

Días antes acudimos a Madrit a la Calle del Carmen, a la capilla pagana de Doña Manolita, diosa de la chusma atribulada, esperanza blanca del pueblo doliente, anhelo y requiebro de la sociedad rugiente. Toda una muchedumbre abigarrada se desparramaba por los alrededores de Sol. El frío lamía las piernas e invitaba a los viandantes a sumarse a los innumerables mimos que, como estatuas de sal, daban cierto aire siniestro a las españas quejumbrosas, figuras inmóviles que parecían recordar a los ya caídos.

Yo, chusma, deambulaba entre los muñecos, siniestros también, como el It de Stephen King, que se apostaban en los alrededores y a los viandantes. Gitanas y payas revendían la papela sagrada emergida de la santa capilla manolitense. La mirada turbia de las masas, producto de no pocos nudos en los cuellos, constrastaba con la mirada fija de un bebe, clavada en un Bob Esponja. !Qué mecanismos prodigiosos se desencadenarán a partir de esa impronta!. Casi da vértigo, y compasión, compasión de todos nosotros.
¡Cuántas religiones se crean y se destruyen a lo largo de una jornada!.

El ambiente onírico de esa noche húmeda incitaba a la emergencia de una gran religión. Se notaba. Lo notaba. Se daban todas las señales, en los cielos y en los terrenos: centenares de sodomitas y simpatizantes hacían cola para conocer al gran factotum gay de las ondas: Jorge Javier Vázquez, que firmaba libros en la FNAC. Centenares de devastados por las preferentes se apilaban, como en un derrumbe, en las escalinatas de una sucursal de Bankia. "Hijo mío, si muero, recuerda que luche hasta el final. La Libertad es lo más importante", rezaba el leitmotiv de uno de los huelguistas de hambre. Justo al lado, lo juro, manadas de jubilados con pelucones rosas y azules, más agitados que la más salvaje rave pastillera. Conjurados en la viagra, esperanzados en la gran erección, danzaban alrededor de una gran sacerdotisa, cuyos labios, los tres, alababan a Priapo. Al límite, cerca del límite, todo se magnifica y adquiere un carácter campanudo y sagrado. Uno se juega la vida, siempre, pero a veces uno es plenamente consciente de ello.

Un hombre enjuto, sin brazos, con una camiseta de tirantes y un pantalón chandal de los ejércitos de españa, agitaba con la boca un vaso de plástico de litro, símbolo de los felices años noventa, con algunas moneditas. Como no tenía campana, bocina o altavoz con qué pregonar su desdicha, imitaba con un alarido muy agudo algo parecido a la broncíneas campanas de los santos lugares de las refitoladas religiones triunfantes.

Esa noche, caldo agitado, él era el diapasón y el dios Cronos que marcaba nuestra decadencia. Todo se movía al ritmo que marcaban sus alaridos, se fuera consciente o no.

Embadurnados con ese ambiente pagano, Manolilla y yo hacíamos cola ante uno de los santos lugares y Reales sitios de esta transitio transcendental: Doña Manolita. Una barahunta de gentes de los más variopintas procesionábamos lentamente ante aquel altar de la civil society. Aparte de los parroquianos con intención de adquirir alguna papela sagrada, estaban los palafreneros, los vendedores de bocadillos, las prostitutas, los timadores de toda laya, que periódicamente intentaban esquilar las bolsas (escrotales o no) de las muñecas de famosa hacia el lotero santo lugar.

Estaba claro que la Fortuna hacía girar su rueda en esa noche, como dejara escrito el de Nueva Orleans, y se rifaban religiones y milagros, hechos y actos transcendentes. En las postrimerías ya de este Régimen de bellacos, la civil society hace dioses con barro y vuelve por aquellos lares: sólo se confía en lo que se ve, lo que se palpa y del inframundo sólo se piden consejo a los antepasados directos, que se apilan en los pilares subterráneos, sosteniendo los árboles de la imbecilidad humana.

Atribulado por estos pensamientos, rescatóme de mis desvarios, un alegre minusválido con ritmo allegro y con perfecto acento pucelano: vendía una papela loterial para una asociación de lengua bífida (o era espina?). "Són sólo tres euros". "Es para investigación". Su ortodoxia castellana en el hablar le daba un empaque de seriedad y lustre al potencial embuste; imaginome a un presunto tullido (con la corrección política hasta las últimas consecuencias) de procedencia turdetana en el mismo lance, con fuerte asento andalú, e imaginome el resultado de la apelación a la investigaciò.

He de reconocer que su simpatía y su apelación al I+D+i hízome mover casi indescriptiblemente mi brazo derecho, para armar un saqueo a la cartera, pero algún resorte implantado en algún recodo cerebral me impedía confiar en la veracidad de sus discursos.

Mírole yo avansar entre los chinos de bocadillos y las mujeres púbicas que nutrían y surtían a la soldadesca del santo lugar.

Llegamos finalmente a los peldaños del real sitio. Lo primero que me impresionó es el fuerte olor a formol que envolvía aquel paño. Aquello era un recodo, heroíco, de los años 50 ó 40, una cosa impresionante. Un cartelón de posguerra anunciaba en un dialecto y trazos falangistas que "No se atienden reclamaciones tras la compra del boleto", o algo así. Una foto de Doña Manolita, la santa civil, vigilaba desde detrás del cristal de una de las hojas de la puerta. Aquel sitio, aquella foto era el sitio-fuerza, el lugar de poder de todo aquel aquelarre aquel. Con su mirada bondadosa miraba, como una diosa femenina de grandes ubres y de labios al vent, a sus hijos españoles del estraperlo y del Régimen de partidos. Os lo dije, parecía decir.

Nuestros muertos, parecían decir.

El esfuerzo de la razón.

Fue en esos momentos cuando tuve la gran revelación que narraré ahora, equiparable quizás al viaje de Mahoma en alfombra voladora o Ryanair y que le hizo descubrir los siete cielos. Una niña pepona de un año, no más, fue aparcada en la misma entrada del lugar santísimo, justo debajo de la gran hacedora, Madame Manolita. Portaba el femenino querubin, prototipo, sin duda alguna de los angelitos de la nova religio, un palillo de tambor en una de sus manos, y que por efecto del pasmo ambiental, mantenía en alto como los calandeses antes del rompimiento de la hora o del muyayo del tambor del Bruch.

Concurrió en esos momentos a su lado el pucelano investigador, que aparcó en batería, y al modo cool de cafetería parisina, al lado de la querida infanta, buscando, seguramente, la mayor concentración de merluzos debido al decremento en la velocitas de las aguas y en la apertura, próxima y enternecedora, de las carteras civiles.

Quisó conchabarse enseguida con la santa infantita ,que estaba ungida con la mirada cartilla-raciona -miento-l de nuestra mater Doña Manolita, poso de las españas, reserva espiritual y sabiduría sapientísima del destilar de los siglos. Eso no me gustó demasiado, ya que buscaba un lugar preemiente en el acontecimiento religioso más importante de este milenio, y jugaba sus cartas ante el escriba que iba a relatar los numinosos hechos para la posteridad: yo.

En su intento por dialogar por la poderosa niña, que blandía en alto el sagrado palillo, cuya bajada marcaría el inicio de la nueva Era, batiendo y marcando el tempo de los seres, relegando, por fin, al hombre sin brazos y a su ululante alarido, estableció con ella un intercambio de mojigangas según usos y costumbres de las cancillerías y élites extractivas, que tiemblan y no aciertan con las palabras adecuadas, ante el reparto del pastel, de ámbar de los cadáveres civiles.

"¿Vas a tocar el piano?" - acertó a decir el vallisoletano. "Són sólo tres euros", intercalaba en su diálogo. "Vas a ser una buena directora de orquesta", desvaríaba el futuro iluminado y hombre fuerte de la gran tradición religiosa que podría venir. La niña, por supuesto, no hacía ni caso, imbuída como estaba por el espíritu divino de la gran madre y teta Doña Manolita, pendiente como estaba, a la señal del día 22, para bajar su sagrado brazo, ya incorruptible, y anunciar al orbe, la buena nueva.

Los feligreses, con la papela sagrada ya comprada, pasaban sus indulgencias ortodoxas por la faz fax multicopisteada de la gran diosa, como a una joroba divina o a un barrigón sagrado. Un nutrido grupo de sudamericanas se santiguó ante la imagen, yo juro, hecho que aseguraba la expansión de la nueva religión por tierras americanas y que atestiguaba que el sincretismo sería común en esta fase final del cristianismo y en el inicio del manolitismo español.

Ahora sólo faltaba que el día 22, día del sorteo, día de Fortuna y su rueda, enviase a Falete a nacer en aquel santo lugar sita Calle El Carmen, Madrid, para elevar, para encumbrar, para divinizar, ahora sí que sí, a Doña Manola, a la santa niña y su palillo del tambor, que bajaría, marcando el inicio del nuevo tiempo; sacralizando al refitolado tullido con perfecto acento y nombrándole papa u obispo.

Todo lo demás vendría por añadidura: la visita de las Santas Figuras que vendrían desde el sol, en un viaje interestelar que recogerían las más antiguas estelas, que el escriba alejandrino, un servidor, escribiría con gran prosopopeya de epopeya. Estas santas figuras, antiguos personajes de Disney, una religión menor, llegarían efectivamente del Sol, de la puerta del Sol, donde antaño cuidaban a los infantes en su educación y accedían a hacerse fotografiar, a cambio de la santa dávida.

Ya estaba todo pensado por el hacedor y unificador de religiones religarizantes, yo, pero quiso Fortuna y su rueda que a Falete lo nascieran en Alcalá de Henares y no en Doña Manola, donde debía nacer, donde los astros y trasgos habían señalado.

Quedome yo gran perplejo ante lo inesperado de los acontecimientos, pensando, aturdido, en el lapso de tempo, breve en estas circunstancias históricas, que he de esperar, para el perpetramiento de la creación de una nueva religión del Libro. Atento, quedo pues, a nuevas concurrencias de acontecimientos o a la contratación por parte del algún poder fáctico, Imperio Romano o no, para la creación de nova creencia alineante e idiotizante.

Los borrachos ululaban en la noxe alcalaína, convocando dioses y brujas no controlados por las cancillerías. Las mujeres folgaban con bravura. Cuántas religiones se crean y se destruyen a lo largo de un día!

26 dic 2012

España: paraíso del sadomaso.

Oleoducto transalpino.

Bienaventurados aquellos que no tienen que vivir tiempos interesantes, benditos e inocentes los que no ven, porque no pueden o no quieren, la esencia de las cosas, el esqueleto último de los días y la insoportable levedad del ser.

Pero en estos tiempos crepusculares, hasta el más ciego de los ciegos granaínos tiene que ver, necesariamente, lo que antaño sólo veían los atentos observadores de las humanas costumbres, sus apegos a la moqueta, sus chutes de tráfico de influencias y su querencia por la rendición remunerada.

El espectáculo que se despliega ante nuestros ojos no puede ser más claro. Emergidos los pueblos del fondo de los pantanos de la "Transición", secos de dinero los abrevaderos de la cosa pública, se levantan los cadáveres a pedir su justo entierro.

La casta política catalana, pujante, pujalte e innovadora, se especializó, ahora sabemos, en un nicho de mercado nuevo y muy adecuado a sus aires de fabriqueta de España: la explotación, a nivel nacional, quiero decir, colonial, de la corrupciò estatal. Maravilloso, admirable, soberbio. Controlan España controlando su corrupción, el hilo dorado que va hacia Suiza y que tuvo a Javier de la Rosa como gran abridor de cuentas y trasiegos.

El grifo, el oleoducto de la corrupciò, el cáncer de nuestra sociedad que ahora nos azota con fuerza, con su querencia de dineros y millones de pollos clientelares, pasaba por Catalunya y regaba a todos los partidos de este Régimen siniestro (muy escorado a la izquierda), demagogo y populista.

Ese gasoducto de ponzoña ha corrompido, ha regido (por la cosa regia) la vida política, social y económica de este país durante más de tres décadas, impidiendo el normal desarrollo de la actividad productiva, promoviendo un capitalismo castizo, digital (muy innovadorrrr), que además retroalimentaba el discurso anti-imperialista, antiamericano, anticapitalista, que niega el sistema no habiendo funcionado jamás ese sistema en España.

En España no se ha creído jamás en el potencial del individuo, o mejor dicho, no se le ha dado nunca esa oportunidad. Siempre de la mano del padrino o la familia, se ha llegado al reservado en los toros o a la mejor porción de lubina en el restaurant a base de incrustarse en estructuras homologadas por los diversos regímenes que historicamente han asolado España.

Es esta caracteristica mafiosa de la casta política, la que se ha impregnado hasta el tuétano en el catálogo de dioses y creencias de la sociedad civil, machacada por el miedo y ametrallada día y noche por los medios de comunicación. La rendición en masa de la sociedad ante este Leviatán es la mayor tragedia de estos más de treinta años, el dejar el manejo de su libertad en manos del robaperismo institucionallizado.

Eso a nivel colectivo. A nivel individual, la falta de espíritu crítico y la escasa fuerza que el sistema educativo inocula -vía rectal- a los infantes, ha provocado millones de pequeñas tragedias y el abrazo de la muerte en vida, apuntalada por mil apaños y ritos y mitos suplementarios, implantados para servir a su gran señor: la mentira y la esclavitud moral.

La creación de los dioses de esta mitología de la transición es un ejemplo de cómo se configuran los Olimpos, parapetos diversos para impedir alcanzar la verdad para el común de los mortales, y no como muletillas transitorias - por falta de información - para avanzar hacia ella y su corolario: la Libertad.

Por eso en España hay que derribar el mito y matar a los dioses transición- transación-helveticanos, honrar a los nuestros muertos y vivir la vida plena con la verdad y la libertad como guías del individuo.

7 dic 2012

La carga final.

Ayer, 6 de Diciembre, se celebró el preludio de un funeral, un deja vù nostálgico, una conmemoración antigua y rancia de un nacimiento mitológico, tan habituales en estas fechas en las que el hombre aterido de frío y miedo se refugiaba en cuevas y partidos políticos ante el temor de la huida, definitiva, del Sol y de la libertad.

Tanto en un caso como en el otro, nos vendieron la mula ciega, gato por liebre, remiendo de virgo con maroma portuaria.

Pero el proceso hacia la libertad política en España es imparable si la sociedad civil no deja de empujar y no ceja en su empeño por vigilar el cauce de esta Transición. El signo evidente de lo avanzado del proceso es que ya líderes del Antiguo Régimen PostFranquista, como Aznar o José Bono, hablan ya abiertamente, una vez aseguradas las pecheras y rellenos los buches, de crisis institucional y de la necesidad de un cambio constitucional. Otro signo evidente de los nuevos tiempos es el alienamiento de los principales periódicos con el nuevo discurrir de los tiempos y de la pronta avenida del dinero. Periódicos como ElPais, baluarte a ultranza de lo más rancio del Antiguo Régimen - bipartidismo, maniqueismo a calzón quitado, indivisión de poderes, capitalismo boeiano - hablan de un debate constituyente.

El auge del nacionalismo depredador, con querencias suizas, no ha hecho sino acelerar el necesario proceso regenerador que sin embargo, y como siempre que se desencadena un proceso revolucionario, puede acabar y es casi la norma, en un anacoluto anapódoton gatopardiano.

Es deber sagrado de la sociedad civil velar armas ahora y combatir artículo a artículo cuando se abra el melón constitucional. Abra que pelear metro a metro, resistir en la trincheras de la demagogia, de la manipulación, chapotear en el lodo del engaño y la confusión. Se tendrán que rescatar del derrumbe histórico hermeneútico, el significado original y verdadero de palabras, que hoy yacen semienterradas bajo un millón de cascotes, que tapan todo su verdadero significado.

Habrá algunas de ellas que lleven siglos sin ver la luz, maniatadas a una columna y obligadas a mostrar alguna parte de su anatomía telúrica, destilación de siglos, por algún orificio, para mostrar algún significado parcial, ungiendo y bendiciendo con ese sólo acto, a millares de paniaguados e indocumentados intelectuales. Este Régimen de robaperas deberá pagar caro este largo secuestro de nuestras Palabras Fundadoras.

La sociedad civil debe prepararse para la carga final para alcanzar su libertad política. Estamos ya en pleno fragor de la batalla, como lo demuestra el siguiente párrafo de El País de artículo anteriormente señalado:

   No será fácil poner de acuerdo a los defensores de los partidos políticos tal como están constitucionalizados —“instrumento fundamental para la participación política” (je, jeje: Nota del Autor) — con las iniciativas surgidas para ampliar los cauces de la participación ciudadana y la iniciativa legislativa popular. Delicado, asimismo, el capítulo del sistema electoral, que la Constitución constriñe al establecer la provincia como circunscripción y además con una cuota obligada de diputados por cada una de ellas, lo cual favorece el peso de las hectáreas sobre el de las personas (Axioma fundamental del Ancien Régime: Nota del Autor)..

Los mimbres fundamentales del Régimen están sobre el tapete, en medio del páramo, para ser peleados. No podemos dejar pasar esta oportunidad, oportunidad creada, además, con el sufrimiento enorme de mucha gente. Que ese sufrimiento se sublime y se condense con la consecución de la libertad política y de ahí - el resto, por añadidura - la prosperidad económica.




2 dic 2012

Yo también soy Pablo Herreros.

Blog de Pablo Herreros
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/30/comunicacion/1354306485.html


Realmente el Régimen y sus esbirros viven momentos tensos, vita pericolosa, noche obscura del alma, sustito en el doblao. Los sacerdotes de la ponzoña mediática unidireccional, el ojo de Dior, de Dios, qui cir, se revuelven, se agitan, resoplan, acomodan sus vísceras y barrigones para fluir más adecuadamente en este tran tran que marca esta desbocada Transición.

Acostumbrados los pastores a pastorear a las ovejas con sus báculos mediáticos, a provocarles estudiadas reacciones pavlovianas pergeñadas en los más refitolados estudios de publicidad, ven ahora peligrar el adecuado control de sus esfínteres y el tránsito deseado del bolo alimenticio through el buche.

En la querella, querella, contra Herreros, estos transhumantes desorejados, afirman que promover un boicot contra los productos de los anunciantes que se anuncian en La Noria - ese aspersor de engrudo, de mierda, de detritus, de ponzoña apocalíptica, generadora de debates de temas de actualidad, que trituran en un caos controlado para que no se entienda nada, para que el cabreo ascendente sea dirigido hacia el cubo de La Batidora, principio rector de ese programa gatopardiano - afirman, I say, que se trata de un acto no compatible con los principios democráticos.

A ver cuando se enteran estos señores de la caverna pseudodemocrática, estos robaperas absolutamente tronados, que el Régimen (copyright, JuanCa; all rights reserved. Original: Paco,tito. Tomo IV, pag 2343-2345. 1978) que los cobija en sus covachas tiene los días contados y que la sociedad civil tiene todo el derecho y la obligación de organizarse para emprender toda acción y propuesta que estime conveniente, siempre dentro del marco legal.

Hay que empujar a este Régimen hacia la alta montaña y después al estercolero de la historia. Yo también soy Pablo Herreros y desde este humilde nido de ametralladora propongo un boicot a los productos de los actuales anunciantes en La Noria mientras este programa no retire la querella contra Pablo Herreros.

Venid a por mí, águilas y aguiluchos de la religión impuesta. Aqui tenéis mi higado.