20 nov 2007

La eterna Transición



Hoy son noticia las afirmaciones del PP y los desmentidos del gobierno en torno a los posibles contactos que el Partido Socialista de Euskadi habría mantenido con ETA. También el recrudecimiento de la kale borroka en las calles de Vitoria y el anuncio del lehendakari Ibarretxe que “no va a aceptar una negativa a sus pretensiones de negociación sobre unas materias que el gobierno si ha tratado con ETA”.

La “sociedad política”, enclaustrada en el estrecho redil del “consenso democrático”, y observada desde la distancia por el lobo terrorista, todos dentro del único valle de alta montaña que alumbran los medios de comunicación, está en plena campaña electoral.

Cada uno se presenta en las tierras bajas de la sociedad civil mediante las sombras chinescas que proyectan los grandes medios a través de ofertas sin acuse de recibo de los hombres de partido o mediante el lanzamiento de piedras de escorrentía de la violencia callejera.

El PSOE acusa al PP de “oportunismo” por su oferta de eliminación del IRPF para un cierto tramo de la sociedad, a la vez que anuncia que ellos sí, la semana que viene, pasearán el milagro de un conjunto de “medidas fiscales” con “credibilidad”. Parece que el PSOE ha olvidado su rápido tránsito desde los lejanos territorios de la clandestinidad, junto con el PCE, pasando por los territorios medios de la servidumbre voluntaria y los del oportunismo más acusado, ya en los aledaños de las alfombras.

La situación actual puede tener ciertos parecidos, salvando las distancias, con la proximidad de la legalización del Partido Comunista en Abril de 1977, a pocos meses de las primeras elecciones, donde ganó el partido del legalizador Suárez.

El desgaste del Partido Socialista es evidente y exponencial en el tiempo. Una serie de despropósitos concatenados, de hecatombes ferroviarias y de salidas de tono diplomáticas, así como el deterioro de la situación económica de las familias, crean un ambiente manifiesto de incertidumbre sobre las opciones de renovación de la victoria socialista en las elecciones de Marzo. Si a esto unimos el aumento considerable de audiencia que dentro del Estado de Partidos han experimentado la COPE en la radio y El Mundo en prensa, unidos a la ruptura que se ha producido entre El País y el gobierno, provocando la pérdida de la hegemonía cultural de la Partitocracia, se nos dibuja un escenario de virtual victoria popular.

Sólo un golpe de efecto puede salvar al PSOE de la derrota, y la táctica,grabada en la memoria socialista, tendría que ver con la denuncia de algunos dirigentes del PP sobre posibles contactos con ETA. Ésta podría consistir en el anuncio de una nueva tregua por parte de la banda e incluso por el cese “definitivo y entrega de las armas”, permitiéndose posteriormente la concurrencia a las urnas de una formación política análoga a la histórica HB.

Así pues, en próximas fechas podemos asistir a otra pequeña Transición dentro de la eterna Transición, a otro consenso que metería en el calor del Estado a un grupo político que crearía otra facción y más tensión en la oligarquía, pero que vendría abalada por el sello de calidad de la “avanzada democracia española”.

Desde este punto de vista se entiende el nerviosismo del lehendakari por la posible pérdida del espacio electoral que se extiende “sobre esas mismas materias que el gobierno ha tratado también con ETA”.

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