20 nov 2010

Sin perdón.



Carlos Sostres pide perdón por toda una serie de barrabasadas y hechos truculentos (y socialistas) descritos en su artículo en elmundo.es. No hay perdón posible para tal canalla, hombre de baja estofa, de la estirpe del chivo judío, del peor de los arroyos y de las más ignominiosa ralea. No tiene perdón..ni yo tampoco.
El pecado es otra cosa y sería pecado pedir perdón por algo que no lo es.

Soy blanco, pido perdón. Soy hombre, pido pido perdón. Soy heterosexual, pido perdón. Estoy bautizado y me casé por la Iglesia, pido perdón. Pienso que el divorcio no es un logro sino un fracaso, pido perdón. Pienso que la vida humana es sagrada, pido perdón. Siento un profundo agradecimiento a los Estados Unidos por habernos salvado la libertad, pido perdón. Me parece que Israel ya ha sufrido bastante y que tiene derecho a vivir por fin en paz y en libertad, pido perdón. Estoy convencido de que demasiadas excusas y demasiada poca responsabilidad nos trajeron esta crisis, pido perdón.

Prefiero las grandes capitales a lugares remotos y sin cobertura, pido perdón. No necesito desconectar, pido perdón. Deploro los destinos turísticos donde la gente se muere de hambre, donde la vida tiene precio de saldo y donde las comodidades son menores a las de mi casa, pido perdón. Pienso que el lujo es la máxima expresión de civilización, pido perdón; y también pienso que la gente que presume de tener gustos sencillos es porque no puede pagarse otros, o porque ni tan siquiera puede imaginárselos. Y por supuesto, me disculpo por ello.

Leo con avidez a David Gistau, y aunque ya sé que esto seguro que no van a perdonármelo, pido perdón por este vicio tan perverso. Si fuera madrileño votaría a Esperanza: lo lamento de todo corazón. Pero como soy catalán voto a Convergencia: de verdad que lo siento un montón. Aznar me pareció el mejor presidente desde la recuperación de la democracia: me flagelo cada noche por creerlo. Pido perdón por creer en la libertad y por rechazar el igualitarismo. Pido perdón por pensar que el mejor diálogo que se puede tener con los sindicatos es el que practicó Margaret Thatcher: ni una sola concesión y a por ellos hasta vencerles.

Admiro a los empresarios capaces de crear riqueza y puestos de trabajo, pido perdón. Si a alguien pongo bajo sospecha no es al triunfador sino el que nunca ha llegado a nada: ¿habrá hecho lo suficiente? Pido perdón por preguntármelo en algunas noches de desasosiego. Me parecería más justo si todo el mundo cobrara según el beneficio que es capaz de aportar a la empresa, pido perdón. El despido libre es la mejor vacuna contra holgazanes y gandules, pido perdón no sólo por pensarlo sino por haberlo escrito. Pienso que hemos venido al mundo a trabajar y no a hacer el ganso, pido perdón. Estoy convencido de que el feminismo y el ecologismo son supersticiones de bruja de la bola, pido perdón. Pido perdón públicamente por adorar a Fernando Sánchez Dragó sin peros ni excepciones.

No creo que adoptar niños sea más profundo que tenerlos ni que los gays tengan más sensibilidad que los heterosexuales, y sin duda entiendo la absoluta necesidad de pedir perdón por ello. Tampoco pienso -perdonadme- que los hombres seamos agresores en potencia, ni que el machismo sea peor que el feminismo, ni que tengamos la culpa, por definición, de todo.

Y además soy razonablemente feliz, no me siento víctima de nada ni de nadie, amo a una mujer mucho más inteligente que yo y lo que es peor: escribo en EL MUNDO y es un honor. Perdón, perdón, perdón. Perdón.

Carlos Sostres (elmundo.es)

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