Me acompaño desde hace meses de la emisora de Vaughan, en mi trayecto en coche al trabajo, para mejorar mi inglés.
El otro día Richard Vaughan habló con tal pasión de su último libro "Nuestra hora en el escenario" que no he podido, finalmente, sucumbir a los cantos de sirena que desde la FNAC me lanzaba el librolibre. Preso de un furor consumista, ulterino a los hechos anteriormente narrados.., he claudicado doblemente y me he sacado el carné fnacista..
En fin, at least, el libro no me ha decepcionado en absoluto. Rebosa optimismo concurrente con un realismo certero sobre la importancia de la actitud, siendo él un observador privilegiado de muchas actitudes que pululan, por norma general, por la geografía hispana, drenando posibilidades, favoreciendo el culto mistérico de la emergencia del pepiño - ese fruto inverosimil que se abona con una envidia transversal y multidisciplinar -...
Para mi es lo mejor del libro: el desvelamiento del carácter sectario trasnochado y los credos arcaicos que impregnan la piel de toro y parte de la europa continental.
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