Me llevo una grata sorpresa porque el sitio - bastante humilde por otro lado - está enfocado en Extremadura, una región que queda fuera de los grandes circuitos turísticos de sol y playa y de interior, vamos, alejado de todo y de todos.
Este singular interés de un inglés por Extremadura me ha recordado el argumento de un cuento que escribí con once años y con el gané un segundo premio - el primero lo ganó el hoy poeta David Eloy Rodriguez - y que versaba sobre el descubrimiento y enamoramiento de un extranjero de esa tierra arrinconada, de la que muchos huyeron o han huido para buscarse no ya un futuro mejor, sino un futuro.
Hay un carácter especial en esa tierra, tiene algo de pampa argentina o de siberia rusa - de hecho hay una zona de Badajoz llamada la Siberia extremeña, la tierra de mi padre -. Todavía hoy se puede viajar a la Alcarria en algunas partes de Extremadura para saber de dónde venimos.
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