15 may 2013

15M, dos años después y el mirlo blanco con control de esfinter.

Hoy es 15M, hoy en San Isidro y se cumplen dos años de aquella acampada multitudinaria en Sol, que sólo fue la cristalización de su proceso inmenso, inconmensurable, telúrico y social que viene ocurriendo en la sociedad de este país desde hace unos años. Ese proceso, adivinado a veces, barruntado, olisqueado, intuido, y tan añorado por tantos se llama conquista de la libertad.

La sociedad española se hace mayor y ya no recuerda el hambre ni los silencio de hierro y plomo que asentaron el régimen actual, con el pecado original del franquismo, con el basamento del miedo y con la argamasa de la ignorancia política y financiera. "Se burlan de nuestra pobreza" dijo aquella mujer venezolana. Se burlaron de nuestra ignorancia y nuestro miedo.

El Mundo sacó hace dos días una encuesta con preguntas que oscultaban - y creaban, al hacer concretamente esas preguntas y no otras - la opinión de los españoles sobre el régimen político actual. Los datos eran reveladores por lo contradictorio y por lo elevado de los porcentajes. Uno de los resultados era que "el 72% de los españoles pide un gran pacto anticrisis y que el Rey Juan Carlos lo lidere", otro que "un 80% de los españoles creía que Juan Carlos debía mejorar la imagen de la monarquía" y otro, sobre "un 60% que no creía que fuera capaz de hacerlo". Vamos, un disparate conceptual y una confusión política fenomenal.

Para empezar el gran pacto político entre los grandes partidos, pastores del bipardismo, entre ellos, para arreglar las cosas, es lo más contrario a los principios democráticos que puede haber, en las antípodas de cualquier democracia. ¿Un pacto entre los partidos, contradiciendo el pacto que cada uno de ellos tiene con su cuerpo electoral?. ¿Un pacto para cerrar los cielos, aún más, con la indivisión de poderes?. Cuando una de las esencias de la democracia es el disenso entre los representantes de los ciudadanos, los adalides de la libertad proponen un pacto de capó entre capos caponatos  y capados, política e intelectualmente. Que se vayan en globos capadocicos a probar esas sondas, uretrales.

Cuando los datos que arroja algo son tan contradictorios es que algo huele a podrido en Dinamarca. Cuando los datos son tan confusos es que falta por preguntar algo, algo que englobe todas las respuestas anteriores y expande el marco conceptual, superando las contradiciones. Las preguntas que faltaban, el bosón de Dios, el mirlo blanco con control esfintal, eran las siguientes:

    - ¿ Qué opinión le merece la monarquía y el régimen de partidos?
    - ¿ Vería bien un referendum sobre la cuestión monarquía/república?.
    - ¿ Apoyaría la apertura de un proceso constituyente para crear una nueva constitución que incluyera el referéndum mencionado?.

Los repúblicanos, repúblicos de bandera rojigualda con nuevo escudo, esperamos que el elefante blanco - una cosa grande y enorme, coronada o no, a cuyo propietario (el pueblo español o no) le supone un gasto tremendo en comparación con su utilidad-, sea derrotado por el mirlo blanco, y que éste se cage en tó lo que se menea.


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