1 jun 2014

Es la partitocracia, estúpidos!

Y en eso llegó Pabló...
Y en eso trajeron a Pabló.



La casta parasitaria, voraz y gusanera, y sus gabinetes demoscópicos sufrieron un síncope el pasado fin de semana de elecciones europeas. En el caso del tahur Arriola fue un síncope literal, al arrullo de una cena madrileña.
Las encuestas, como ya dije, se revelaron como un puro cuento asustaviejas y de normalidad cuartelera, un refrito precocinado, fuertemente sazonado, empanado en embutes y embutido en tripas sin lavar con una media de mentiras y una media de fantasía.
Pero el sistema político, el régimen atroz que nos asola, no se basa, ni mucho menos, en el bipartidismo, sino que tiene su sustento en las actuales instituciones y en las actuales leyes, empezando por la Constitución, que refrenda la falta de democracia e instaura este teatro de provincias que nos desloma y nos deslumbra con su inepcia e idiocia total, mientras extrae ingentes cantidades del tesoro público en canonjías políticas. El merluzo partitocrático se reboza en la prebenda.

Hay que tener claro que el enemigo no es el bipartidismo, sino la partitocracia, y que un parlamento europeo o español cuajado de partidos pequeños pero regido por leyes partitocráticas, esto es, que dan el papel fundamental de la democracia a los partidos políticos, sigue siendo partitocrático.
En la situación actual se corre el riesgo de que se desvíe el tiro y que las necesarias reformas democráticas acaben en sólo en una orgía de propuestas demagógicas a cargo de los nuevos partidos pero que no se vaya a la raíz del problema: el sistema partitocrático. Si no se acaba con este régimen instaurando otro verdaderamente democrático, esto es, con separación total de poderes, con representatividad política (hay que acabar con la infame ley D`Hont) y con el control de los políticos por parte de la ciudadania (impeachments y otros mecanismos de cese fulminante o retardado), podemos caer en la confusión y transitar otros treinta años en el marasmo intelectual.

Durante estos días no he parado de oir anunciar que ha llegado el fin del bipartidismo, amplificado por todas las cadenas fetén, pero no he oído de igual forma que ha llegado la hora del fin de la partitocracia, la hora de la libertad constituyente, la hora de una nueva constitución, a nadie, salvo a Pablo Iglesias.

Hay que darle a este hombre y a su formación, con la que no coincido en nada,el beneficio de la duda y ver si promueve el esperado periodo de libertad constituyente. Ya adelanto que lo dudo mucho,.., ya del todo, y ya adelanto que la irrupción de Podemos, si no contribuye a actuar en esa dirección, que no, sólo será una válvula de escape del descontento material e intelectual, aportando estabilidad al sistema partitocrático - del que ya forma parte - y restando potencia a la causa de la libertad constituyente. O sea, otro payaso en el teatro de varietés patrio, una prostituta en el Tropicana, otro grupier en el Gran Casino.

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