Hoy ver las principales televisiones produce urticaria y alergias varias ante el desfile de cortesanos y el polvillo que despiden las moquetas pisadas por el pisaverde común. El chorreo de almibar y de anacolutos mentales puede producir el baile de san vito y otros males en biologías superiores al papagayo, por lo que es recomendable no abusar del visionado de ciertas tertulias alabatorias.
Nos imponen a un rey que va a coronar el régimen corrupto de toda la vida, el que nació de las brasas de la dictadura y que emergió de él, no como un régimen democrático, como casi todo el mundo cree, sino como un régimen estatal de partidos, un régimen en el que los partidos políticos, incrustados en el estado, junto con otros poderes, lo deciden todo y acaparan toda la vida política. Ellos son la clase política. La sociedad civil no es nada.
Tan es así, que si algún observador extraterrestre o extraibérico pudiera ver con un filtro especial la vida política existente en la piel de toro, sólo vería las tenias, las solitarias, los partidos políticos como única vida. El ciudadano y la sociedad civil no existe como vida autónoma y libre, como unidad constitutiva de un distrito electoral de donde emana el primer poder político, desde donde emerga la libertad, la verdad, la prosperidad.
Los españoles somos pasto de lobbies y partidos, y mientras no comprendamos esto, mientras no comprendamos que no tenemos control alguno sobre estos políticos, que NO son nuestros representantes, la sociedad civil vivirá postrada y a merced del robo y el engaño sistemático.
Es escandaloso el nivel de corrupción y de incompetencia que emana de este régimen, el hedor insoportable de la prebenda y la mentira, la manipulación sistemática a que nos someten las empresas aleadañas al régimen. El asunto de la manipulación a gran escala de precios de la luz de Iberdrola, aireada hoy en la prensa es sólo un ejemplo.
En estos momentos está abdicando Juan Carlos, mañana coronan a Felipe VI, para parecer que cambiar algo, para que todo siga igual. Todo una operación cosmética retransmitida por los medios para las prescriptoras sociales ávidas de papel cuché que en las peluquerias de barrio dictan la cotidianeidad social y política. Pero no toda la ciudadanía nos hacemos el cardadito norcoreano juan juancarlero y vamos a seguir pidiendo, exigiendo, que haya libertad política y democracia en España.
Ante la imposición de este filipino, nosotros, aunque seamos pocos, y aunque seamos los últimos y estemos rodeados ,aunque la idea de la república esté tomada por asalto por la izquierda y no puede emerger en toda su potencia la idea de libertad y verdad, decimos:
!VIVA LA REPÚBLICA CONSTITUCIONAL!
!VIVA ESPAÑA!
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