Desde el fin de la guerra fría un inmenso poder se ha depositado en gente encargada de llevar el evangelio del mercado a los más lejanos rincones del globo. Estos economistas, burócratas y funcionarios actúan en el nombre de los Estados Unidos y los otros países industriales avanzados, y sin embargo hablan un lenguaje que pocos ciudadanos corrientes comprenden y que pocos de quienes trazan la política se molestan en traducir. La política económica es hoy quizás la parte más importante de interacción de los Estados Unidos con el resto del mundo. Y sin embargo, la cultura de la política económica internacional que existe en la democracia más poderosa del mundo no es democrática.
Esto es lo que tratarán de decir los manifestantes que gritarán desde afuera de los recintos del FMI la próxima semana. Por supuesto, las calles no son el mejor lugar para discutir estos temas altamente complejos. Algunos de los protestantes no están más interesados en la discusión abierta que lo que están los funcionarios del FMI. Ni todo lo que los protestantes digan será correcto. Pero si la gente a quienes confiamos el manejo de la economía global –en el FMI y el Departamento del Tesoro– no comienza un diálogo y toma sus críticas en serio, las cosas continuarán muy, pero muy mal. Yo ya he visto lo que acontece.
(Joseph Stiglitz, Lo que aprendí de la crisis económica mundial)
La revista británica asegura que España tiene un riesgo del 30% sufrir una crisis económica grave. El editor jefe de la publicación, Dan O’Brien, rebaja el triunfalismo de Zapatero y desconfía de sus previsiones.
Pero lo fuerte vino con el editor jefe de la publicación, Dan O´Brien, que se ha mostrado muy crítico con la realidad económica española. Reconoce el “milagro” laboral, pero recuerda que España presenta de manera recurrente una inflación superior a la media comunitaria y que nuestra productividad es permanentemente menor que la de los países de nuestro entorno. Además, O´Brien recuerda que el endeudamiento de las familias es el mayor de UE y que por lo tanto, los españoles somos más sensibles a una subida de tipos de interés.
Por si fuera poco, O´Brien apunta al riesgo de que una economía seriamente dependiente de la evolución de la construcción, que explica gran parte de nuestro crecimiento económico y del ‘milagro’ laboral. Y más: el editor jefe del Economist plantea también los riesgos políticos. En primer lugar, el riesgo de la polarización política, “muy superior a la de los países del entorno”. Además, el tema territorial, abierto en canal desde la aprobación del Estatut catalán, como incipiente Constitución catalana. “Habrá que analizar las implicaciones de estas reformas y rechazarlas o aceptarlas”, señala O´Brien. Y por supuesto, ETA, que “divide a los dos principales partidos”.
Más, frente a la inmigración “complementaria y no sustitutiva” de la que habla Zapatero, O’Brien apunta el riesgo de que se puedan producir brotes de xenofobia como se han producido en Holanda. “No hay duda de los beneficios económicos de la inmigración, pero existen riesgos que conviene contemplar”.
(Hispanidad.com, 18 de Enero)
En síntesis, Minsky descubrió que en tiempos de prosperidad se desarrolla una euforia especulativa mientras aumenta el volumen de crédito, hasta que los beneficios producidos no pueden pagarlo, momento en que los impagos producen la crisis. El resultado es una contracción del préstamo, incluso para aquellas compañías que sí pueden pagarlo, momento en que la economía entra en recesión.
"Una característica fundamental de nuestra economía" escribió Minsky en 1974, "es que el sistema financiero oscila entre la robustez y la fragilidad, y esa oscilación es parte integrante del proceso que genera los ciclos económicos."
(Wikipedia, Hyman Minsky).
La Reserva Federal de Estados Unidos lleva días avisando del peligro de que la primera potencia mundial entre en recesión, por lo que ha propuesto al presidente una serie de políticas fiscales para prevenir esta situación. Algunos analistas creen, sin embargo que se ha entrado ya de lleno en época de vacas flacas. La crisis hipotecaria en Estados Unidos, que está contagiando a todo el sistema financiero occidental, va en camino de convertirse en una crisis económica en toda regla, motivada por la explosión de las burbujas financieras descritas por Hyman Minsky.
Minsky, un economista radical seguidor de Keynes, apostaba por la regularización de los sistemas financieros para prevenir su inestabilidad inherente propia de sistemas bancarios totalmente desregularizados, como ocurre en la actualidad en todo el mundo con excepciones como China.
Licenciado en Ciencias, encaminó posteriormente su carrera hacia la economía y centró sus esfuerzos en describir las crisis financieras, describiendo sus fases. Según Minsky, los actuales sistemas financieros oscilan entre la robustez y la fragilidad, siendo esta oscilación parte fundamental en los ciclos económicos. Su Teoría de la Inestabilidad Inherente explica lo que está ocurriendo, así como la neoliberal Teoría de los Mercados Emergentes, de la Escuela de Chicago, explica las causas del momento actual.
La historia del pasado siglo se puede ver como el ascenso y dominio de los sistemas financieros occidentales sobre las clases políticas, una toma de los estados. No es menos fascista la conquista del estado que se produce desde el nivel financiero que la realizada desde la sociedad civil o militar, aunque ésta sea mucho más visible y muscular.
El papel actual de los bancos centrales, de la Fed norteamericana y de organismos como el FMI o el Banco Mundial, apoyando la desregularización financiera global y el libre tránsito de capitales por unas aguas en las cuales los tipos de cambio son móviles, no puede sino favorecer la conquista de los estados por el capital mundial, provocando crisis económicas sufridas por las sociedades civiles que ellos evitarán marchándose por donde vinieron.
Pero en la actual crisis hay un nuevo factor: China. El gigante asiático, con un crecimiento espectacular basado en el trabajo y no en el crédito fácil, no ha permitido el ascenso del sistema financiero hasta el nivel anhelado por el capital internacional. China ha aprendido de las crisis de finales de los 90 en Malasia, Indonesia, Corea del Sur, Tailandia y Rusia y el Partido Comunista continúa teniendo las riendas de la situación, no atendiendo las peticiones de apertura democrática por parte de quiénes nada saben de ella.
La crisis en Occidente puede llevar a recurrir a la guerra para avivar un consumo basado en la industria armamentística: el programa nuclear es la excusa, Irán la encrucijada geopolítica perfecta.
Si Estados Unidos recurre finalmente a una nueva guerra para sostener una estructura que encumbra los sistemas financieros, Irán será el Armagedón donde se decidirá el desplome definitivo de los mismos o el mantenimiento de la agonía. Pero es el peso incontestable de la población de China e India es que tira con fuerza hacia abajo. Es el propio peso humano el que reclama la atención, el que reclama entrar en la Historia, una Historia que tantas veces ha sido la Historia del Capital.
Sin embargo, del choque entre las falsas democracias occidentales y la economía asiática en terrenos persas, puede surgir la más extraña y bella flor: la Democracia. Una democracia que asiente el sistema financiero en sus cotas adecuadas, como el caso chino, y que tenga una clase política representativa, como la americana.
Francia ha establecido la primera base militar en el extranjero desde la época colonial, y lo ha hecho los Emiratos Árabes Unidos, frente a las costas iraníes. Quizás para recoger la flor que brotará del estiércol y ayudar a completar la Revolución.