7 nov 2009

Inteligencia emocional en la empresa.


(Industria y servicios, 6-11-09)

CEIG: Grupo de Innovadores en Gestión

El papel de la persona en el entramado organizacional ha evolucionado enormemente a lo largo de la historia. No hace mucho tiempo, las personas eran consideradas como meros instrumentos productivos a los cuales se exprimía durante jornadas de trabajo maratonianas donde los trabajadores carecían, en la mayoría de los casos, de cualquier derecho que hoy en día sería considerado básico.

Hemos tardado en darnos cuenta que una organización donde no se gestionan adecuadamente las emociones es una organización enferma en la que tarde o temprano las personas que trabajen en la misma acabarán tan desmotivadas o quemadas que estarán muy lejos de poder cumplir sus objetivos.

¿Cuántas veces habremos oído la típica frase de "hay que dejar las emociones en casa para venir a trabajar"? Seguramente en más de una ocasión alguien se nos habrá acercado cuando teníamos que tomar una decisión importante y nos habrá dicho: "Piénsalo en frío".

Sin embargo, se ha demostrado que por mucho que lo intentemos, las decisiones que tomemos nunca podrán ser realizadas únicamente bajo una perspectiva racional, ya que aunque no seamos conscientes de ello, las emociones intervienen activamente en todo proceso de toma de decisiones. Es precisamente ahora, gracias al avance de las neurociencias, que sabemos que razón y emoción están totalmente interrelacionadas, al igual que sabemos la importancia que tiene el componente emocional que subyace en todos los procesos de innovación, empredizaje, liderazgo y cambio organizacional.

Brian P. Hall, en "El desarrollo de valores y las organizaciones que aprenden" afirmó que debido a los numerosos cambios que tuvieron lugar en el siglo XX (avances tecnológicos y de gestión, la nueva perspectiva del enfoque sistémico, la creciente importancia del cliente, la gestión del conocimiento, etc.) la persona logró alcanzar un lugar sin precedentes en la historia. Y lo cierto es que no se equivocaba.

La persona es el valor fundamental de toda organización, la piedra angular en la cual se sustentan todas y cada una de las organizaciones que conocemos, puesto que sin su contribución nada tendría sentido.

Debemos "aprender a aprender" todo lo que concierne a la perspectiva emocional de las personas, aprender a percibir, usar , comprender y regular de una manera responsable y ética, tanto nuestras emociones como las de las personas que nos rodean, de forma que podamos disfrutar también en nuestra actividad laboral de todos los beneficios que engloba la meta-competencia de la Inteligencia Emocional.

Pero también debemos "aprender a desaprender", es decir, aprender a dejar de lado todos aquellos prejuicios que nos impiden avanzar hacia la consecución de las metas que nos habíamos fijado.

Nos queda mucho por hacer, de eso no cabe la menor duda, pero ¿qué mejor momento que el actual para redefinir nuestras organizaciones desde una perspectiva más humana? Es el momento de cuestionarnos nuestras organizaciones y todo aquello que puede y debe ser mejorado. Nuestro potencial de mejora es inimaginable.

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