20 dic 2007

Clandestino

Que Santiago Carrillo diga ahora que si en el 23.F hubiera habido un Presidente de la República, la “democracia” se hubiera ido al infierno, y que no halla revueltas en la calle, que a nadie le extrañe la cerrada defensa que hace este “pilar de la transición” de la figura del Rey, que nadie vea la traición generalizada que supuso la venerada Transición a la posibilidad de libertad política, demuestra el estado de la confusión general, el estado perfecto de las cosas para el político de cuota y el financiero amigo de los niños con bigote (que se sientan en el Parlamento).

La sociedad civil vive quebrada por infinitas colas de espera para el disfrute de prebendas y amiguismos, en un estado de permanente disputa con ambiente de verdulería política donde se discute el número del ticket. Ejércitos de ciudadanos esperan en las colas, mientras por el rabillo del ojo otean en las cercanías de los pilares del Régimen en la sociedad civil a que se forme alguna cola nueva.

Siempre las colas. En estos días la Naturaleza nos regala unos de los espectáculos más bellos que pueden verse en las estepas españolas: el político común, ese animal espabilado y de rápido movimiento de anca, olisquea con su naricilla el ventorrillo de la mañana, adivinando la llegada de la primavera y del maná corderil. La recepción de esta potente fermona civil, el anuncio de elecciones generales, provoca en este mamífero mamón-estatal una serie de espasmos más violentos que los correspondientes a la berrea veraniega. Es en estas fechas cuando el político común frota sus lomos contra los sillones y micciona en columnatas y mercados políticos, propios y muchas veces ajenos a sus territorios naturales, intentando obtener una buena posición en una de las principales colas, la de los partidos políticos, que se sirven al ciudadano común para que se inmole en ellas, para que levante con su sola presencia y voto cuatrianual, el Estado de Partidos.

Invito a todo aquel que esté cansado de esperar en las colas de los vagones de Treblinka del Estado de Partidos, que escale por la cuerda que el MCRC le tiende desde el campamento base. No es una ascensión fácil; requiere esfuerzo y constancia, requiere lealtad a lo natural, ética y valentía, requiere inteligencia crítica y análisis, requiere amar la verdad, requiere descubrir que en el fondo de la verdad está la libertad. Que la verdad, pisoteada ahora en la sociedad civil por la estampida de la servidumbre voluntaria y del pelota rodante, es igual a la libertad.

Que esa libertad es escapar de la fuerza de atracción del agujero negro del que emanan todas las colas hacia los mataderos del Parlamento y de las tertulias televisivas colapsadas por famosos con primeros números en sus tickets de compra.

No hay democracia. Remad en sentido contrario, agarráos a las rocas para resistir la corriente, subios a los árboles para no morir aplastados por la estampida corderil. Absteneos de ir. Pasad a la clandestinidad legal que supone la abstención activa.

Mirad hacia arriba; mirad como el tornado formado el mundo financiero nacional e internacional, aspira a la sociedad civil, forma colas de succión a tras de tierra, levanta empresas y las coloca en otro sitio. Mirad como en el centro del tornado reina la falsa tranquilidad, el falso reino de la actual democracia. Mirad a los políticos hablar palabras huecas en medio del rugido general; mirad su impotencia, su mediocridad, su teatralidad gestual tratando de acabar su mediocridad y su impotencia. A ellos también se los lleva el tornado, como a todos.

Clandestinos, escuchad el silencio cuando oigáis que se empieza a levantar el viento. En Marzo no os acerquéis a las urnas, no rompáis con vuestro voto el himen de la Caja de Pandora.

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