22 jul 2009

Léolo & Las invasiones bárbaras.


... A ti la dama, la audaz melancolía que, con grito solitario, hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio; tú que atormentas mis noches cuando no sé que camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda.

De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira que tú misma me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.

E iré a descansar, con la cabeza entre dos palabras, en el valle de los avasallados.


Jean-Claude Lauzon, resquiescat in pace.

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