Hay momentos que radiografían toda una época, que la retratan y que ponen a cada uno en su sitio, momentos que permiten entender los pequeños y grandes misterios cotidianos que se arreolan en torno al devenir de los seres.
Hay que estar atentos a ellos porque arrojan luz sobre los axiomas ocultos de la realidad, con toda esa pretendida complejidad del mundo moderno, que no esconde sino la más antigua y rancia simplicidad del robo, traición, homicidio, cohecho, latrocinio. Es el barroco contemporáneo que curva la realidad para terminar mostrando, con apoyo de los medios de comunicación, márquetin y otros artefactos, el burdo delito como el más moderno acto postmoderno. Pero la postmodernidad no tiene nada que ver con el relativismo moral, aunque esa es otra historia.
Los tiempos actuales son el paraíso y festín para el caradura y psicopatías varias, para el robacarteras y arrebatacapas de toda la vida.
Lo del 3% en Cataluña y sobre todo, el acuerdo tácito en el mismo seno de la partitocracia, en este régimen de partidos, en esta dictadura y corral de familias mafiosas, está extendido por toda España. Que no lo dude nadie. Es el acuerdo de estos auténticos nidos de ladrones, de estos émulos de Caco, de estos alibabases y sus cuarenta diputados, para saquear a la población civil.
No es sólo eso. Con sus edictos arbitrarios, con los contratos otorgados previo pago (Ferrovial y ACS en el caso de Cataluña y podíamos seguir hasta morirnos..) distorsionan toda actividad económica, copando estas empresas corruptoras, auténticos apéndices del aparataje mafioso-estatal, puestos prominentes en la economía española que posiblemente no tendrían que ocupar en un espacio de auténtica libre empresa, cortando el paso a empresas más innovadoras, más eficaces, con gente mejor preparada.
Estos grandes mastodontes empresariales suelen tener sus consejos de administración trufados de antiguos políticos que favorecieron sus inputs, creándose un circulo virtuoso perfecto que optimiza el proceso de extracción de riqueza de la sociedad civil, perpetuando además las estructuras de poder basadas en cerradas autopistas de tráfico de influencias.
El tráfico de influencias y la corrupción, que canaliza la actualidad económica de este país, y que la sitúa en un punto de trabajo (x,y) de baja competitividad y escasa innovación - ya que no tienen que competir realmente con casi nadie del mercado interno y se aseguran la mayor de las visibilidades en el mercado exterior - es el modo de trabajo y resumen de este régimen absolutamente corrumpido.
La frase de Artus Mas tras la intervención de Maragall, ya que entonces debía de sentir los efectos de su enfermedad actual, olvidándose de los principios rectores del régimen y del Movimiento, deberían grabarse en mármol en el primer monumento que se erija en la España libre, debería constar en los frontispicios de las academias y universidades liberadas de la hemofilia, como recordatorio de quiénes fuimos y adónde nunca más volveremos.
" Entre ustedes y nosotros, en los próximos meses, tenemos que hacer cosas muy importantes al servicio de este país. No lo olvide."
Sobran las palabras ante esto. Si la sociedad no estuviera absolutamente anestesiada y no estuviera totalmente exiliada del sentido de las palabras y la verdad, sino estuviera hundida en la ignorancia política y en gran medida cultural, este intercambio de frases debería bastar para que la multitud no pesebril no votara nunca más, nunca más, a ningún partido de este Régimen.
Lo peor de todo es la impunidad absoluta. ¿Dónde diablos están los jueces y fiscales?. Por supuesto en el mismo acuerdo tácito. En países más serios, como en la tan denostada Estados Unidos en estas latitudes (antiamericanismo y germanofobia promovidos por los mismos centros de poder, a los que no les interesan en absoluto esos modelos para sus negociados), el acontecimiento del vídeo acabaría con todos estos robaperas en Alcatraz, con estos salvapatrias en Chirona, con estos vendeburras en Carabanchel, con estos choris que choran, con estos chorizos, en el antiguo, en el semiderruido, penal de El Puerto.
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