En estos tiempos saturnales, apocalípticos por un lado, integrados por otro (filas prietas, movimientos de anca homologados) , a la espera de los acontecimientos de la teoría de catástrofes que han de llegar, se producen milagros todos los días.
La divinidad de este sistema capital-castizo queda fuera de toda duda. Sus deidades no dejan de ofrecernos pruebas de su poder, lecciones de su sabiduría, consuelo para el devenir de nuestros cuerpos. Los dioses son eternos, como Bono, que después de deglutir durante tres décadas la merecida ración de ambrosía ha decidido, atisbando entre los despojos de un hígado caprino (o caballar), que:
"Tenemos una ley electoral que es un puro disparate en estos momentos. Ha sido una ley electoral útil, porque cuando muere Franco esa ley electoral fortalece a los partidos. Pero cuando han pasado 30 años, esa ley hoy no vale", porque en su opinión "los españoles votan partidos, porque casi no pueden votar a las personas".
Los otros Dioses del Olimpo partitocrático, se preparan pues para el reacomodo de nalgas y otras orondeces, en el nuevo sistema que se ha de crear, el que ha de emerger de esta segunda transición, o mejor dicho, de esta Transición a secas, después de aquella preTransición tan cacareada por el santo gallo de la televisió (es que está en catalán) pública.
A todo esto, ha nacido un niño en el portal de Belén.
No ha sido, está vez, en el portal de Belén Estebán, sino que los escribanos y tejedores de la religare mediática han decidido, en base a antiguas profecías taurinas y mitos folklóricos muy arraigados, que sea en el portal de Jessi. Los Reyes Magos Partitocráticos (Deporte, Estulticia y amigos, Saraos&Partidos), que han estudiado con detenimiento las señales del nuevo Dios, ya han acudido a ofrecer sus regalos. Un nuevo Jesús, Osiris, Mitra, Zoroastro, Buda.. ha nacido. Los pastores mediáticos de las frías estepas castellanas ya han ido a adorar al nuevo Dios. Pronto, volverán a los caminos de mi Extremadura, y más allá, y más acullá, a formar los corrales, aprovisionamiento del imperio y de la jerarquía olímpica.
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