20 feb 2012

Little Electric Cars from Vigo and Franco reloaded, from El Ferrol

Esta, sin duda, me parece la mejor noticia del día. Esto es lo que le hace falta a España y a la economía global para salir del atolladero: innovación, imaginación, inteligencia.

Aplicando racionalidad y criterio científico a este mundo de sombras, de ideologías prehomínidas, de espantajos teológicos, se acababan todos los grandes males que asolan a este mundo en veinte años. Ciencia, investigación, búsqueda de la verdad.

Un mundo precipitado en el siglo XXI regido en muchos casos por atavismos de la Edad del Bronce, por reglas de fornicadores de cabras y por un miedo infantil al poder de la Naturaleza, que es el origen de los dioses. Niños con miedo y adolescentes con sueños húmedos, a lo sumo.

PD. Me han llegado rumores, un suave eco de manifestaciones o algo, por una reforma laboral. En cabeza de la quedada, iba, me cuentan, un sindicalista de diseño, millonario, con bandera roja y de canto internacional. En Madrid mucha gente. Los sindicatos estatales, ese residuo prehistórico de la época franquista, han fletado numerosos autobuses gratuitos desde todos los puntos de España para la gran tenida madrileña. Venga derroche gasolinero. ¿Por qué no se lo pagan con la cuota de sus afiliados?. ¿Por qué les tenemos que pagar la alegra excursión, el viaje a ninguna parte?.

Desde luego, Always Franco, esa controvertida escultura-performance que ha sido la "gran provocación" (oh delay(1000) ah) del ARCO de este año, representa a la perfección la España actual: un envoltorio de CocaCola, superficial y cutre, y una sustancia interior anclada en todos los miedos del pasado. Atado y bien atado. El autor ha declarado que ha querido mostrar que Franco se ha convertido en un icono en el presente

La esencia de la escena política española es la corrupción del sistema, que tiene su culmen en una dictadura, donde todos los poderes se compactan en uno y la sociedad se subyuga ante él. El marketing, el envoltorio exterior hace que parezca otra cosa. Una CocaCola, una pomada, una democracia.

Sin embargo, no todo está perdido. La crisis económica, que empuja una realidad adulterada hacia la verdad y el sentido común, está produciendo milagros sin parangón, como por ejemplo, la anunciada reforma del poder judicial, propuesta por Gallardón, y que supondría su independencia efectiva. O eso parece. En los momentos críticos donde los sistemas, políticos o carbonatados, amenazan con cambiar, siempre aparece el fantasma lampedusiano, el recurso de última hora del trilero de moqueta. Cambio por aquí, reforma por allá. Voilá, un giro de 360º.

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