Europa, una tarea inacaba, es un libro de Antonio Sánchez-Gijón, editado en 1975 por Planeta. En él se describe la historia, hasta ese momento, de la unificación europea, desde sus comienzos puramente económicos, con la creación de la CECA, unión del Carbón y el Acero, hasta la creación de las instituciones políticas, como el Consejo y la Comisión.
Se hace un recorrido de todas las vicisitudes, requiebros, frenazos, cortapisas que ha tenido el proceso de construcción europeo, siempre tutelado, en mayor o menor medida, por los intereses y aspiraciones, por el modo de verse en el mundo, de potencias como Francia y Reino Unido, y en menor medida Alemania.
Pero lo interesante de este libro no es el proceso conocido, triunfante y poseedor de parking privado en las burocracias europeas, sino los intentos decididos, desde los años 20, por una auténtica unión política europea, con todas las consecuencias, en todos los ámbitos y renunciando a la soberanía nacional de los estados.
La creación de un estado y nación europeos, el nacimiento de unos Estados Unidos de Europa, unidos según una estructura federal.
Si bien es cierto que se han dado grandes avances, como la creación de la moneda única y de instituciones como el BCE, no se ha avanzado definitivamente en la cesión definitiva de las soberanías nacionales a una unidad política, con todas las consecuencias.
En un mundo global con grandes bloques emergentes, como China, India, Brasil ó Rusia (BRIC), Europa no puede competir en igual de condiciones sin la coordinación de todos sus recursos y el talento de sus ciudadanos, abiertos a una economía global.
Europa debería recuperar el espíritu de los precursores iniciales, gente como Jean Monnet, Dennis de Rougemont o Richard Coudenhove-Kalergi, fundador del Movimiento Paneuropa. Gente como los españoles Salvador de Madariaga, Ortega y Gasset o el ministro José Larraz.
Europa con todas las consecuencias, Europa para librarnos de los impuestos abusivos que imponen las castas nacionales y/o monarquías decadentes. No tenemos un Mayflower ni somos las colonias americanas, pero estamos más allá del Oceáno de la prosperidad y no reconocemos más rey que la Libertad. Libertad política, libertad económica, libertad individual.
España debería echarse otra vez al mar para descubrir otra vez América, ahora no la física, la geográfica, sino la política. Los Estados Unidos de Europa.
Hacia los Estados Unidos de Europa
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