19 dic 2011

La traición del Estado.

 La traición de los nobles

El Estado, ese monstruo, Leviatán, que tiene el monopolio de la violencia, la justicia, la defensa nacional, rector de la educación, interventor en la economía, acta notarial de nuestros nacimientos, casamientos y entierros, últimamente contador de nuestros orgasmos, se ha extendido de tal forma, fagocitando desde hace décadas a los representantes de la sociedad civil: partidos políticos, sindicatos, patronales, la mayoría de las grandes empresas de los países - entre las cuales siempre se encuentra un nutrido grupo del sector financiero - que ha lastrado a toda la economía mundial hacia una crisis sin precedentes.

La corrupción del Estado (la no separación de poderes, la no representatividad, la no existencia de mandato imperativo) se extiende hacia esos aledaños de la sociedad civil que traiciona a la sociedad civil y que son ya Estado. Empresas privadas que son cuasiestatales, bancos y cajas al servicio del virreinato de turno. Si hay problemas, si hay pérdidas, pagaran las pequeñas empresas y el conjunto de la ciudadanía.

Esa costra infecta que rodea el corrupto Estado, a los corruptos estados en general, y que forman un conglomerado mafioso, con heroícas excepciones en todos los terrenos -judicial, político y económico- son el causante primero y último de esta gran crisis y de todas las crisis que ha sufrido el capitalismo.

Se pide ahora mayor regulación de los mercados financieros, cuando no hay cosa más intervenida, con un Banco Central salvando a bancos a costa de imprimir dinero y de imponernos como moneda esa morralla. Se trabaja por esa morralla, se trabaja para esa mafia.

En la pasada cumbre europea se ha visto radiografiado el continente, con sus diferentes estados de metástasis. Francia, con un Estado elefantiásico, monstruoso, apostaba por el papel del Banco Central Europa para ...imprimir más papel, vitalizando el circuito financiero que mantiene con vida este enfermo de Estados y laminobranquios adyacentes. Reino Unido directamente se opuso a toda reforma de los tratados fundamentales de esta Unión Uropea para salvaguardar los pingües beneficios de su City, Londres, uno de los mayores centros financieros del mundo, y que constituye el 10% del PIB nacional. Alemania, una de las más sanas del continente, teme como a la peste bourbónica, la locura tipográfica del BCE, habiendo sufrido en sus carnes las consecuencias de una gran inflación. La sociedad civil alemana iba a comprar el pan con carretillas de dinero, de puro estiércol estatal.

Así pues la refundación de Europa se ha quedado en agua de borrajas, habiendo sido en realidad el desesperado esfuerzo de Francia para reestructurar Europa, lampedusianamente, para ocultar los graves problemas económicos que empiezan a tener. Quería arañar alguna concesión a Alemania, como la aprobación de la Tasa Tobin, que ha conseguido y quería arañar mucho al Reino Unido, a su potente sistema financiero global, cosa que no ha conseguido. El verdadero eje europeo debería ser el de Londres-Berlín, con más libertad, con menos regulación financiera e intervención estatal.

El eje franco-alemán representa la traición de los Estados-mafia a las sociedades civiles europeas, traición que se inicia cuando los bancos pueden pedir prestado al Banco Central a corto plazo, a un interés muy bajo, claro, y prestan ese dinero a muy largo plazo, a un interés muy alto, claro, teniendo unos márgenes de beneficio que los hizo no estimar ningún riesgos y regar a toda la sociedad con créditos de aparente bajo interés. Esta práctica, permitida por los Bancos Centrales, ha sido una de las principales causas de la crisis, el quiz de la traición de los Estados, que necesitaba un empuje rápido de la economía para seguir engordando, nutriéndose de la sangre de la sociedad civil, absorbiendo todo sentido a las democracia, vaciando los valores de la cultura del esfuerzo, secando el significado de las palabras.

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