21 dic 2010

Agujeros de gusano



Cuando hay un cambio de paradigma, una verdadera revolución científica, personal, las cosas, socialistas y otros objetos inanimados, se ven de forma diferente. Es como el paso de la segunda a la tercera dimensión, es el devenir de un cosmonauta por un agujero de gusano entre dos universos planos, advirtiendo en el conjunto la voluptuosidad de unas curvas de mujer.

Conceptos como izquierda y derecha son ridículos desde hace décadas, pero en España han servido para abrir el camino del bogavante y la preciada vagina a una pléyade de cantamañas y voceros de lo políticamente correcto, de lo intelectualmente obstuso, del culiparlamentarismo, del tentesieso, del calientabanquillos, del sindicalismo de papa brava and mahou.

Cuando se produce un verdadero cambio paradigmático, con la comprensión de unas premisas falsas, se producen descubrimientos aterradores, como el rostro grotesco de la democracia española, como el cinismo militante en partidos y sindicatos, como la maldad aliada de la tontuna.

Este fin de semana he visto en Madrid Balada triste de trompeta, de Alex de la Iglesia. Aconsejo a los que padezcan del corazón y al pisaverde patrio, admirador de la transitio, que no acudan a los lupanares donde se ejecuta esta orgía fílmica.
De la Iglesia reparte ostias de manos de dos payasos, el tonto - y malo; la tontería va casi siempre de la mano de la maldad- y el triste, representando las dos españas que se han venido zurrando la badana desde tiempos pregoyescos y prehomínidos.

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