21 sept 2011
Nuevas adicciones: nomofobia.
(Periodista Digital, 15/09/11)
El director de la Unidad de Psicología del centro médico USP Fuengirola (Málaga), Ildefonso Muñoz, ha recomendado a los usuarios de teléfonos móviles que apaguen estos aparatos por las noches y que incluso los dejen en otra habitación.
En la actualidad en España hay unos 56 millones de móviles dados de alta, es decir nueve millones más de teléfonos que de habitantes.
Esta dato, unido al hecho de que, según las últimas investigaciones, alrededor del 53% de los usuarios de teléfonos móviles sufre nomofobia, es decir, miedo a no llevar estos aparatos encima; ha levantado la alarma entre la sociedad. Muñoz ha advertido de que esta enfermedad puede generar inestabilidad e irritabilidad e incluso falta de concentración.
«Se ha demostrado que en el 53% de los usuarios de teléfonos móviles presentan Nomofobia, miedo irracional a no llevar el teléfono móvil encima, y que afecta más al sexo masculino que al femenino».
Así, ha puntualizado que un 58% en el caso de los hombres y un 48% de mujeres sienten ansiedad, inestabilidad, irritabilidad y falta de concentración cuando se olvidan el teléfono en casa, no tienen cobertura, le queda poca batería o se han quedado sin ella.
De los encuestados, el 50% reconoce nunca apagar el teléfono móvil, la mayoría por estar en contacto con familiares y amigos y un 10 por ciento por trabajo.
Respecto, al colectivo de personas susceptibles de sufrir esta particular adicción, Muñoz sitúa a los jóvenes como el colectivo más vulnerable.
Los jóvenes, los más vulnerables
«Se ha comprobado que son los jóvenes los que más pueden llegar a sufrir nomofobia, ya que su actual patrón de sociabilidad y relación con los iguales ha cambiado desde hace una década atrás. Mensajes de móviles y chat predominan en su forma de interactuar y, por lo tanto, sin ordenador ni móvil su apagón comunicativo es casi total».
Respecto a la edad en la que un niño puede contar con su propio teléfono móvil, el director de la Unidad de Psicología sitúa la barrera de los 13 o 14 años como momento en el que el menor podría comenzar a manejarse sólo en este ámbito, «siempre y cuando esté motivado por que los padres cuenten con una herramienta que nos permita localizar a nuestro hijo, y no por una exigencia del niño».
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