13 sept 2011
Los delfines de Alierta (Expansion.com, 13/09/11)
Enemigo de que los mercados o los medios le marquen, aún mínimamente, sus ritmos, el presidente de Telefónica, César Alierta, ha aprovechado el tramo final del paréntesis estival para acometer una de las mayores reorganizaciones del grupo en los once años que lleva al frente de la operadora.
Con la compañía aún lejos de los focos, Alierta convocó la pasada semana un consejo de administración extraordinario para hacer efectivo una profunda reestructuración organizativa de Telefónica, que fue fraguando durante el verano. El objetivo era triple: adaptar la empresa a la nueva realidad digital, reforzar los mercados con mayor potencial de crecimiento y poner las bases para un próximo relevo generacional en el gigante español de las telecomunicaciones.
Consciente de la necesidad de promover un relevo al frente de la filial española, con un cuadro directivo desgastado por la feroz competencia y el complicado contexto macroeconómico doméstico, el ejecutivo zaragozano ha querido ir más allá de un mero relevo para impulsar un vuelco profundo del grupo.
La espoleta de la reorganización de Telefónica hay que buscarla en la revolución que ha supuesto para el sector la irrupción de Google, Facebook y el resto de gigantes nacidos de Internet, que están cambiando las reglas de juego en las telecomunicaciones. Contenidos, servicios y aplicaciones versus voz y acceso como futuros generadores de negocio. Software versus hardware como grandes facilitadores, con las infraestructuras como activo necesario, estratégico, pero de escaso valor añadido.
Para adaptar el grupo a este giro radical del negocio, sin perder el foco en los accesos y las comunicaciones, que siguen siendo los generadores de caja de Telefónica, Alierta ha diseñados cuatro grandes unidades: dos puramente de negocio, y otras dos de apoyo, aunque no menos relevantes. Entre estas últimas surge Telefónica Digital, creada para competir directamente con los nuevos grupos de Internet, que concentrará toda la capacidad de innovación de las empresas de la operadora en el mundo y cuyo objetivo es convertir la innovación en negocio.
Al frente de esta unidad, Alierta ha colocado a Mathew Key, procedente de O2 y hasta ahora con cuenta de negocio propia al frente de Europa. La otra unidad de apoyo, Recursos Globales, busca aprovechar al máximo la escalabilidad de Telefónica en las grandes compras a proveedores y en los sistemas tecnológicos y técnicos que comparten todos los negocios del grupo. Guillermo Ansaldo se responsabilizará de este área tras su salida de Telefónica España, que desaparece como filial independiente.
Pero son las otras dos unidades, Latinoamérica y Europa, las que concentran el negocio real de Telefónica, las que generan ingresos recurrentes y conforman los beneficios de la compañía. Santiago Fernández Valbuena y José María Álvarez-Pallete son los elegidos para pilotar las operaciones del grupo sobre el terreno y, por tanto, se perfilan como los nuevos hombres fuertes del presidente.
De formación y trayectoria financiera, como Alierta, Fernández Valbuena se estrena en el puro negocio con la responsabilidad del que, en apenas dos años, será el mayor mercado de Telefónica: Latinoamérica. Álvarez-Pallete, que hasta ahora ha dirigido con éxito las operaciones en este continente se enfrenta al reto de extraer beneficios de Europa, incluida España, con unos mercados maduros y de elevadísima competencia.
Para muchos, Álvarez-Pallete y Fernández-Valbuena, en la cincuentena, son los máximos exponentes del cambio generacional en Telefónica. Están en puestos clave. Quizá, como en Los Inmortales, solo pueda quedar uno. La carrera, en todo caso, no será al sprint.
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