Coincido con el magnífico artículo de Carlos Ángulo, que me hace ver lo errado de mis apreciaciones anteriores, aunque creo que la s Universidades pueden ayudar de alguna forma, y de paso a si mismas y a toda la educación superior, prestando asesoramiento en el proceso de mediación mediante la defensa de la iniciativa legislativa proveniente de la sociedad civil, en un mundo tan técnico y especializado, que se presta fácilmente a la contaminación por parte de los grandes intereses económicos.
El principio de mediación sería el mecanismo basado en una cierta arquitectura que asegurase que la ecuación verdad-libertad se cumpliese tanto a nivel monádico como a nivel nacional.
La comprobación de la validez de dicha ascensión sería a través del cumplimiento de la igualdad legalidad-moralidad, sintetizándose justicia en todo momento del ascenso, al provenir la moralidad de la lealtad a la naturalidad en la mónada.
El equipo encargado de dicha misión , sería el representante monádico rodeado de una estructura que aseguraría el cumplimiento de las ecuaciones repúblicas, no desviándose de la moralidad monádica. Para mantener ese equilibrio en dicha estructura se debería dar también una división de poderes, que podría ser imagen de la división de poderes que gobernase el día a día en la mónada.
El principio de mediación haría que cuando hablase el representante monádico en la Asamblea Nacional emergiera de las profundidades de su garganta la verdad y la libertad monádicas, fieles en tiempo real a su origen, con el testimonio de validez de la Justicia.
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