Llevo unos meses trabajando en un proyecto de señalización ferroviaria para unas estaciones lituanas, dentro de una unidad de RAMS. Pues bien, hace unos meses, en una jornada sobre RAMS ferroviario nos hablaron del accidente del Metro de Valencia que costó la vida a 43 personas. La causa principal: la ausencia de UNA baliza antes de llegar a la curva, que además, posteriormente, no presentaba muro lateral que hubiera podido evitar el volcado, que es lo que provocó mayores consecuencias.
Efectivamente, antes de la curva NO había baliza alguna, que hubiera frenado el tren al ir con exceso de velocidad, al no percatarse (o acordarse) el maquinista de la señalización lateral de velocidad máxima. Pero es que además la necesidad de la baliza antes de esa curva era algo evidente, básico, no se trata de evitar una situación marginal con bajísima probabilidad. Cualquier persona con un mínimo de sentido común lo hubiera visto.
Pero lo peor no es la incompetencia técnica de todo este asunto, sino la ocultación por parte de las autoridades valencianas de cualquier investigación. Un ingeniero, Juan Broseta, el mismo día del accidente, dió con la clave del accidente, con lo que lo pudiera haber evitado, ya que se trata de algo básico.
Atención a la noticia: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/07/29/valencia/1343579908.html. La notita de la "consultora de información" produce arcadas.
Una consultora de desinformación que se ocupa de tapar al gobierno criminal y sus contratos dados a dedo a empresas incompetentes y conocidas (sino, no se explica esto). Una justicia que no se preocupa de consultar a peritos independientes y que traga con la versión totalitaria que emana de la lección a los empleados del Metro. En cualquier país serio, este escándalo sería suficiente para derribar a todo el gobierrno valenciá. Los muertos, señores y no unos trajes. En cualquier país bárbaro, sin contrato social, sin Estado o con un estado fallido, esto bastaría para tomar a sangre y fuego la sede del gobierno valenciá. Pero no somos ni una cosa ni la otra - que sería preferible-, somos un país esclavo de la mentira y engullido por la confusión, de la que es casi imposible salir.
Del error se sale, de la confusión, sin asideros conceptuales donde agarrarse, prostituidas todas las palabras, preñadas de todas las mentiras, NO.
Un país de ganado que vive, viaja y muere como ganado. O no?
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