Una prueba más de que estamos subyugados por un régimen fascistoide, comunista o no, es la red de espionaje de datos personales de muchísimos particulares, descubierta recientemente, en la que están supuestamente implicados el propio CNI y multitud de funcionarios de muchas administraciones, como Hacienda, Inem, Catastro etc.., junto con una legión de personal de entidades financieras, que proporcionaban, a quien pudiera pagarla, información de todo tipo: médica, movimientos bancarios, llamadas telefónicas.
Estamos ante la verdad, ante un Estado de la Europa del Este camuflado como democracia moderna y que no es más que una cochambre de cortijo pastoreado por el infinito kamasutra entre el grotesco sistema político y el sistema financiero. Somos chinos, señores, y no lo sabemos.
Una economía de Estado, una sociedad supeditaba al Estado, engendrada y formada para rendir pleitesía al Estado, esto es, a la casta político-financiera que nos ha robado la libertad política. De confirmarse la noticia del espionaje de datos estaríamos ante la n-ésima confirmación de la absoluta corrupción del Régimen, siendo posible que estas redes hayan sobrevivido durante gran parte de la cacareada Transición. Transición que no se acaba nunca y a la que debemos dar fin derrumbando este Régimen.
A esta panda de mangutas, de magufos y de reyezuelos arrebatacapas, arremolinados en torno a una monarquía de chiste -valga la redundancia - , hay que invitarles a que se vayan, llevándose sus tenderetes, chiringuitos y cambalaches con una presión social ensordecedora.
El mundo no regala nada. Cada aprisco y pilón esconde tensiones de pantalón faletero, tensiones que le dan forma y substancia, tensiones que son la historia de cada espacio. Por eso, esta red de marujos y marujas institucionales, olisquea brisas, vientos, ventiscas y flatulencias, no vaya a ser que alguien invente algo, innove algo, se le ocurra algo, quiera cambiar algo. Todo el mundo quieto, en este redil, -que no ruedo- ibérico.
Imagino a los clientes de este maná informativo: empresarios incrustados en el Estado a la manera china o soviética, que en un mercado de verdadera libre competencia se irían por el sumidero de la historia, para espiar a su competencia, banqueros de cualquier bancada o bacanal e incluso medios de comunicación, que compran los servicios de este espirítu santo o espíritu de la Transisión (de trans-sisar: más allá de robar) para formar la opinión pública siempre afecta al JuanCarlismo y al Papanatanismo más abyecto.
Como dijo Trevijano hace muchos años, el pueblo es ignorante, el pueblo no sabe nada. Y es verdad. Qué, cómo van a saber si abrevan en estos caladeros interesados de mentiras y sistemas automáticos de control y preservación del Régimen.
Esto es La vida de los otros, la península Gulag. Esto es la RDA, esto es Hungría, esto es Checoslovaquía antes de la caída del muro. Esto es Túnez. Esto es Libia con mejores corte de pelo y acceso a productos carbonohidratados produsidos por alguna consesión estatal. Anda y que os den por el culo.
http://elpais.com/elpais/2012/07/14/opinion/1342291051_771661.html
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