Artur Mas ya convocó la consulta que va a suponer la puntilla para el viejo régimen quejumbroso y achacoso que asola el solar patrio. La nula flexibilidad ante las demandas de los ciudadanos, los inexistentes cauces de participación política de la sociedad civil, la falta absoluta de libertad política, van a provocar no una reforma gradual del sistema sino una ruptura traumática para los abonados al BOE, para los reyes magos del santo pesebre de la engañifa de la transición.
Con tal de conservar sus cotos y cotas de poder, nuestra clase política, incluida por supuesto la catalana, van a romper España para tapar sus vergüenzas y no abandonar la poltrona, van a hacernos un gigantesco juego del tocomocho usando como rehén la región española que históricamente ha estado en la vanguardia del pensamiento y de la acción: Cataluña.
La evolución normal de nuestro sistema político hubiera sido un tránsito hacia formas más auténticas de democracia, manifestándose éstas precisamente en Cataluña, y contagiándose posteriormente al resto de España, pero este proceso de avance de la sociedad civil se está tapando, por ambas partes, por un movimiento independentista que culpa de todo al Estado Español, cuando la Generalitat de Catalunya es parte de dicho Estado y cuando no se habla de reformar la democracia sino sólo de separarse de España y de constituirse como Estado.
El gobierno central agita el espantajo de la Constitución del 78 para cerrar cualquier posibilidad de cambio y diálogo, porque, si bien es verdad que no se puede dialogar con alguien que ejecuta acciones de la gravedad que tienen las presentes, de manera unilateral, si podría haber planteado una reforma general del sistema democrático, elevando la apuesta catalana, abriendo un proceso constituyente en toda España que insuflara flexibilidad a las viejas caderas de la caduca ramera constitucional.
En vez del café para todos, libertad para todos, Libertad Constituyente para todos. Referéndum a nivel nacional para elegir monarquía o república tras un proceso abierto a la sociedad para redactar una nueva constitución. ¿Se les ha ocurrido a alguno de estos correveidiles del entramado político-económico apostar por una solución así?. ¿A alguna lumbrera gallardonita se le ha encendido la lucecita de El Pardo?, ¿algún tecnócrata opusdeísta ha elucubrado con esta posibilidad?.
Todos callados como ****s (putas en el original).
El enanismo político de nuestros "representantes" sólo es inversamente comparable a su adicción a las puertas giratorias que engrasan el entramado del capitalismo castizo, de amiguetes, básicamente alrededor de la villa y corte, que padecemos en este país. Hay que ser hortera, oiga. Hay que ser hortera para repartir el poder político como se hizo en este país, a la manera del bingo o de la pastelería Gutiérrez. Todos nos aseguramos una porción y alguno de nosotros, ración doble. Entre barones, virreinatos, taifas y reinados nos han jodido estos sacamantecas que encima se asoman a los púlpitos de los medios de comunicación para pontificar de ética y moral, para amenazar a la población y al resto de la camarilla (si cae una rama, caen todas) y en definitiva para burlarse de manera escandalosa del raciocinio de la sociedad o del poco tiempo del que disponen a analizar estas cosas.
El otro día vi la entrevista de Risto Mejide a Pedro Sánchez en su programa Viajando con Chester, y fue tal el vapuleo que le metió que se han acabado todas las dudas que tenía sobre la capacidad del nuevo líder del PSOE. No es que tuviera muchas, pero es que la manta de palos que recibió el Sánchez fue de tal calibre que desenmascaró al personaje. Es otro Zapatero sin Norte, que propone quimeras como la de la España Federal, anacoluto imposible porque España no es algo separado que se vaya a unir después, sino que está unida ya. Cataluña no es Puerto Rico ni es un Estado medieval alemán. Cataluña siempre ha estado dentro de España.
La clase política es tan palafrenera de sus mandamases del sistema y tan acomodaticia, que figuras emergentes como Ada Colau les da mil vueltas en la argumentación dialéctica y en su visión de la realidad, para mi la más certera en estos momentos. Afirma que va a votar que SÍ en la consulta con la intención de provocar una democratización en toda España - o en lo que quede de España -. Que para que venga la democracia a España (y no está asegurada) tengamos que perder una de las principales regiones de nuestra tierra, refleja lo que le importa a esta casta descastada la idea de nación y su sociedad civil. Prefieren entregar a 7 millones de ciudadanos (súbditos en sus mentalidades regias) a la República Aristocrática Catalana.
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