9 sept 2012

La verdad de las mentiras, by Vargas Llosa.


También Daisy es un personaje deliciosamente inmaterial, una linda mariposa que revolotea, indiferente, por una vida que es para ella sólo forma, superficie, juego, diversión. Su egoísmo es tan genuino y natural como su canta de muñeca y nada tiene de extraño que sea incapaz de seguir a Gatsby en su quimérico empeño de abolir el pasado, renegando del amor que en algún momento debió sentir por su marido, Tom Buchanan. La estructura mental de Daisy está hecha para el coqueteo o el discreto adulterio, es decir, para las fantasías más o menos convencionales y rampantes, pero lo que Gatsby quiere de ella —el amor-pasión, la locura amorosa— está totalmente fuera de sus posibilidades. Por eso, al fin se resigna a quedarse con su marido, el inepto —pero también inofensivo— Tom Buchanan.


Tom debería ser algo así como el malvado de la historia, por su moral hipócrita, sus prejuicios racistas y su cinismo. Pero, gracias al generoso intermediario que nos refiere y muestra al personaje —Nick Carraway—, las negras prendas de Tom se decoloran y disuelven en simple estupidez y mediocridad. A fin de cuentas, más que odioso, el marido de Daisy nos resulta risible.   
                                          (La verdad de las mentiras. Cap. El gran Gatsby: Un castillo en el aire) 


 La verdad de las mentiras, obra de Mario Vargas Llosa, es una colección de ensayos de un conjunto de novelas que se encuentran entre lo mejor de la literatura universal. Describe Vargas Llosa la arquitectura estática y dinámica de sus andamiajes, de sus personajes, de sus conciencias, el baile de máscaras que ejecuta el narrador - pieza central de las novelas - haciendo de esta obra un manual excelente para los ingenieros literatos.   Habla con profundidad sobre la teoría de la novela en su generalidad, su función, su creación, su evolución. Es una de las mejores disecciones que he encontrado sobre la mayor parte de las novelas que osculta: Muerte en Venecia, La señora Dalloway, El Gran Gatsby, Dublineses, El lobo estepario, Manhattan Transfer, Santuario, Un mundo feliz, El extranjero, La romana, Opiniones de un payaso, Herzog...

 Es muy recomendable para los arquitectos de las letras, para los terroristas de lo políticamente correcto - que siempre coincide con el régimen en vigor -, para la elaboración de sutiles artefactos que expandan la conciencia, con el peligro que eso tiene: o se asciende hacia mayores cotas de libertad, eso tan dificil, eso que entraña tanta responsabilidad, peligro, vida, o se cae en el abismo de tener la conciencia de ser parte del emparedamiento de la estatua de sal, esa materia con la que los totalitarismos - a pecho descubierto o maquillados como vieja meretriz - construyen las calles.  

Mucha gente se mueve por ellas, pero forman parte, igualmente, del decorado planificado, de la verdad colectiva-familiar-tribal que es mentira individual.

Esto...que he tropezado y he escrito esto: cxfdrf

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