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“Antes de ser rey, todo el mundo sabía que era medio tonto”
(AGT)
Aída de la Fuente
http://es.wikipedia.org/wiki/Aida_Lafuente
Cuando Francis Fuyukama vaticinó el fin de la Historia, con la caída del bloque soviético y la supremacía del capitalismo rampante, se las prometía muy felices. Los pobres de espíritu no pueden conocer el espíritu humano y su eterna resistencia, puro teorema, contra la mentira y la impostura. El territorio del hombre es la verdad, el sancta santorum al que recurrirá cuando las cosas se pongan realmente negras, cuando bale fuerte el hombre-borrego, sin masculinidad, cuando asole los campos la mujer-harpía, sin feminidad, viento, pariendo muerte y decadencia.
La verdad es el lugar físico de la mínima energía; la mentira orbita en estados cuánticos y necesita de aportes de energía para no caer en la verdad. Necesita periódicos, radios, un mono hablador, la pandi, Pepin Blanco, necesita hombres que ríen y que sin motivo alaban, lobos que balan balas, impotencia de usar otros proyectiles. La mentira necesita mujeres de silbantes vaginas, la cofradía de violinistas locas, el hijo que no tuvieron, el hijo que no tuvimos, el banyo, el arpa genial (por punto g), el mal viento de las harpías.
El fin de la Historia cuando todavía no hemos sido Historia. Nunca hemos sido Historia.
Nos han masacrado, nos han desplazado, nos han discriminado, perseguido, torturado, censurado, enterrado, violado-educado, el educado rubio ángel de la muerte argentino, Tito Paco nos ha atado, ejecutado, juancarlizado. Encarnizadamente nos han democratizado partiéndonos la cara, compartiendo los partidos el festín de los despojos ciudadanos. Nunca hemos sido historia porque nunca ha habido libertad política, salvo en contados lugares en el globo.
La Historia está cansada de acudir rauda, allí donde la contradicción creada por unos pocos hace que se levante de su mental reposo. La Historia es la más bella de las mujeres, habitualmente en duermevela tumbada en el nivel subsconciente del ser humano. Ella quisiera siempre habitar en el lecho mental, en su cama de neuronas, en el hipotálamo, ella, la hija de la madre tierra.
Pero no, periódicamente es despertada por la locura de unos pocos que se alzan con la representación de todos. Periódicamente es arrastrada por el suelo, tirada de los pelos, por las mentes de unos cuantos iluminados. La Historia, que también habita en estas mentes, llama escandalizada a sus hermanas que descansan en el resto de la humanidad a través del inconsciente colectivo. La Historia de los libros no es más que la historia de los sobresaltos del inconsciente colectivo provocados por unos pocos.
El fin de la Historia anunciado por Fukuyama no es más que otro de esos sobresaltos, una mirada perdida de la más bella de las mujeres despertada, zarandeada de su nivel inocente, trabajo, educación ineficiente, honradez la mayoría de las veces.
Nunca hemos sido Historia, nunca hemos estado en la historia sino a través de ese despertar violento, de esos sudores nocturnos sin saber adónde nos llevan un puñado de locos. Hitler, Stalin, Franco, todos.¿Cuánto hemos sido libres?. Nunca hemos sido libres, nunca hemos despertado del sueño y nunca henos visto a la más bella de las mujeres: democracia, responsabilidad y libertad.
En España nunca ha habido una auténtica democracia; en los conatos nos han pasado por las armas. En España y en el resto del mundo, los que hacen las leyes, los que las gestan y las pasan al gobierno, son unos pocos que controlan el país, la costumbre, su Historia, nuestras mentes. Los consumos, las Universidades, todo. Para colmo, estas leyes que son pasadas, sugeridas al Parlamento por los especialistas de los grandes grupos, son aprobadas bajo la vigilancia directa del Ejecutivo sobre el Legislativo que no es tal, ya que no sabe nada o casi nada sobre lo que legisla. No son especialistas.
Nunca hemos sido Historia. Pero el día que en España haya una auténtica democracia la Historia se replegará sobre cada uno de nosotros, despertándose de forma natural de su lecho del inconsciente colectivo y subiendo los peldaños de la consciencia nos tomará de la mano hacia la responsabilidad y hacia la libertad. Y por primera vez en la Historia, la más bella de las mujeres nos mirará de frente, por primera vez la sociedad civil se elevará de tal modo que seremos Historia. Ese será el fin de la Historia, el fin de los sobresaltos de la más bella de las mujeres.
Viva la República Constitucional. Viva España.
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