21 may 2011

Mi voto (Reloaded: 23/04/2007)

En este artículo postulaba por la abstención activa, hoy lo hago por, a mi modo de ver, la forma de plasmar y contabilizar dicha condición: EL VOTO NULO. Por otro lado, las circunstancias que describía en el artículo siguen estando vigentes.


“Los diputados de lista no son dignos en el terreno personal, ni presentables en el terreno social, porque son reclutados por los aparatos de partido para aplaudir, en la Cámara, las leyes que le pasan a la firma sus jefes de partido, por cuenta de los representantes extraparlamentarios de los oligarcas del dinero y los medios informativos.”

Antonio García-Trevijano, Discurso de Totana

www.antoniogarciatrevijano.com

http://www.youtube.com/watch?v=H0d_skRlem4

http://www.youtube.com/watch?v=OA3cXl9lv7c&mode=related&search

Randy Acosta

Hoy no hay democracia en ninguna parte del mundo, y la verdadera Historia es la historia acumulada en las grandes cuentas financieras. Es la sangre extraída de los cuerpos muertos, la auténtica inmortalidad, el auténtico hálito de los fantasmas que de vez en cuando provoca tormentas financieras y siguen dictando todas las leyes del mundo democrático y pagando el cutre lujo del mundo dictatorial.

La democracia sólo ha existido en intervalos luminosos y en paraísos idílicos donde el gran capital pacta su descanso de polvo y cocaína, de reloj y de banco. Hoy quizás sea Suiza el único lugar donde la democracia sale a pasear asustada, entre la risa cansada del hombre cadavérico que la mira divertido a través del cristal de la gran reunión anual en Davos. Si, hija, sal a darte una vuelta, pero sólo entre estas vacas y estas montañas.

La democracia asustada, blanca, abisal, con síndrome de Estocolmo, busca la compañía de los hombres que la imaginaron, imagina por un momento cruzar los Alpes a lomos del hombre indómito, imagina entrar en París y tomar eternamente la Bastilla. Busca a Thomas Paine, o su configuración neuronal, entre los turbados suizos que la miran sus desnudeces. Justo en la boca del lobo, entre las fauces del caimán, existe un espacio mínimo de libertad.

La democracia mira, con grandes ojeras, como el amo la llamará pronto, terminando entonces su paseo anual al sol. Recuerda entonces una de sus infancias, en la mente atormentada de Paine, heredera del mundo depravado de aquel Londres de hambre y miseria, de ginebra y putas.

Ella nació de la dignidad del hombre, de mirar al Rey y ver sólo otro hombre, de mirar a los Comunes y ver sólo unos farsantes. Ella nació de la educación libre, del autodidacta que no se plegó ante la opinión mayoritaria, porque cuando sólo hay hambre, sólo está el hombre, sin artificio alguno.

La dignidad nace de pasar el hambre justa que te hace un hombre para no volverla a pasar más, sin caer en la animalidad. En el estado digno del hombre, lejos del pisaverde de academia, siempre dentro del estado alterado de conciencia que produce la sobrealimentación (la droga de nuestro tiempo) no se admiten juegos de palabras, no se admite el robo y el adulterio de los vocablos.

La democracia está secuestrada en Suiza, esa es la verdad. Se la hace decir cosas horribles en la televisión bajo tortura, como que existe separación de poderes o que nuestros políticos nos representan.

¿Quién representa a Cádiz en el Parlamento español? ¿Quién a Jerez, quién a la Bahía?. La expresión “diputados por Cádiz” es una entelequia o la letra pequeña de un contrato, ya que ni siquiera estamos representados por nadie. Nuestro voto lo usaron los cabeza de lista de los partidos para elegir a dedo a unos amiguetes, con una nalga en la gran empresa y otra en el teatro del Congreso.

Sólo en los pueblos se aparece de vez en cuanto la Democracia - aunque a veces la confundan con la Virgen de Fátima o Lourdes – para dejar pensativo al hombre sencillo que vota a la persona que conoce desde hace tiempo y que cree más capaz para el cargo, sin importarle a qué partido pertenezca; piensa el hombre en su ignorancia y en lo poco que sabe de política, añorando quizás sofistificaciones urbanas, anhelando quizás comprender los grandes libros de leyes. En realidad sabe lo suficiente, sabe lo que le dicta el sentido común, sin interferencias de los ingenieros del alma. Ese hombre así elegido, capaz, es realmente el que debería sentarse en Madrid, no siendo la representación de una zona, sino llevando su representabilidad a la Asamblea Nacional, pudiendo ser destituido en cualquier momento desde la zona de origen por un juez independiente – separación de poderes también en lo local – si deja de llevar la voz y la voluntad de la sociedad civil de dicha zona. ¿Es que no somos soberanos?, ¿es que no somos mayores de edad?.

Los partidos políticos actuales, nido de seres serviles y pelotas al cabeza de lista, promueven con su estructura el peloteo y el tráfico de influencias, dando una educación a la sociedad que afirma que la única cultura que merece ser adquirida es la del enchufismo, nunca la de la excelencia y los méritos propios, porque ¿dónde hay mayor enchufismo y tráfico de influencias que cuando los jefes de listas de los partidos eligen a todo el parlamento español?, ¿puede haber mayor insulto a la dignidad y al sentido común que cuando nos hacen comulgar con unas papeletas donde figuran veinte o treinta nombres elegidos por el primero?, ¿dónde está la representatividad de cada zona?; pueden ser todos de León; ¿en el garito autonómico?; pueden ser todos de Estepona. ¿Adónde se va mi voto?.

Seguramente acabará prófugo, perdido en el limbo entre la corrupción y la perplejidad ciudadana, quizás en el bolsillo de la chaqueta de ese político andalucista ,en busca y captura, que negocia con la justicia las condiciones de su entrega.

Por eso mi voto es no apoyar a un sistema podrido que pone a la sociedad civil a los pies de los cabellos de las grandes empresas. Incluso ellas podrían ganar más si hubiera una auténtica democracia, pero no, prefieren la pesca en los acuarios controlados de las democracias occidentales que les sirven las leyes a medida, o prefieren tratar o apoyar a dictaduras, que les sirven las leyes a medida, toda una prueba de liberalismo y de libre mercado. Claro que el mercado es y está libre, ¡cómo que son muy pocos los que les pueden hacer sombra¡, claro que el mercado está libre, ¡cómo que el Parlamento está secuestrado¡.

Por eso me abstengo.

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